El invierno esa vez fue
menos rudo, más hermoso.
Las luces del abeto
fulguraban, como lo
hacían mis ojos mientras
admiraban dulcemente
los tuyos. Y correteaban
como locos mis sentidos
al palparte, como lo
hacían los niños al
jugar en el patio nevado.
Fuiste mi cobijo, mi
oxígeno, mi alimento,
mi fuego. Fuímos
un caos intenso pero
perfectamente ordenado.
ESTÁS LEYENDO
Miradas Vidriosas. [#TuttiFruttiAwards]
Poetry«Quizás únicamente nos fuímos útiles para aprender a extraviarnos».