1

26 3 1
                                    


Éramos tan niños y a la vez tan grandes cuando nos vimos por primera vez. Doce primaveras y doce inviernos. Una hermana mayor y un par de padres que intentaban inculcarme algo de responsabilidad e ideas sobre el trabajo y el valor del dinero.

Yo era como el agua en un estanque. Quieta como nada podía estarlo, reflejando al cielo, inmóvil y clara, aguardando por una brisa.

Solo que yo no sabía que tu ibas a transformarte en esa brisa y más tarde en un huracán.

Sin azúcarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora