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Una tarde llegó Dylan y nos pilló tomando mate mientras reíamos en la cocina mientras su mamá, que había llegado hace unos minutos del trabajo, estaba preparándose un café.

Dylan nos miró de uno en uno y luego alternó miradas con su hermano. No dijo nada pero frunció el ceño y se sentó más distanciado de los tres. Yo me levanté para ir al baño y no pude evitar escuchar el palmetazo que le pegó Federico a Dylan en la nuca. Ellos se trataban asi desde niños.

—Estas tontón dejando sola a Nye por una chica que no lo vale—Dijo Federico.

—¡Mamá!—Se quejó Dylan.

—Tu hermano tiene razón—Dijo su madre y se escuchó la fuerte risa de Federico haciendo eco en la cocina.

*

Dylan estaba de pie en el umbral y se rascaba la cabeza con incomodidad. Sé que le estaba costando montones asi que tomó una gran bocanada de aire y lo soltó todo de una vez: —Siento haberte dejado de hablar por tantas semanas Nye. No sé qué me pasó—Los ojos avellana de Dylan me observaron de repente sin despegarse, esperando un perdón que yo ya le había otorgado pero él no lo sabía.

La novia no duró demasiado y nosotros seguimos como siempre. Débora no era más que un recuerdo gracioso.

Dylan comenzaba a ponerse algo competitivo con Federico por tener mi atención cuando estaba en casa. 

Sin azúcarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora