12.

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Los días pasaban rápidamente entre un Louis sin vida y monótonos shows, o por lo menos así era como lo veía Summer. Su jefe se la pasaba más serio de lo normal y milagrosamente no había gritado tanto los últimos días.

Sinceramente, a ella le asombraba que no estuviera ronco o que no tuviera una infección en la garganta.

Ese día, miércoles, amaneció con mucha energía. No sabía si debérselo al café que se había tomado o a que pronto vendría la época navideña. 

Summer llegó animada, traía el café de Louis y una caja con varios cupcakes de chocolate. 

—Buenos días—saludó al guardia entregándole un pequeño ponque.

—Gracias, señorita.

—No hay de qué.

Continuó su camino hacia el camerino de Louis donde le entregaba uno a cada persona con la que se tropezaba.

—¡Buenos días, Johan!—saludó al chico en cuanto lo observó caminando hacia ella con una amplia sonrisa. —Aquí tienes, para endulzar tu día.

—Contigo es suficiente para endulzarlo.

Su comentario provocó un sonrojo en su rostro y no pudo creer que en algún momento él llegó a caerle mal. 

—Gracias—murmuró. —Nos veremos más tarde, llevaré esto donde el señor Tomlinson.

—No podría olvidar nuestra cita—le guiñó un ojo y se fue a su oficina. 

Summer entró al camerino dejando sobre la mesa de la peinadora la caja con los dos cupcakes que quedaban, el café de Louis y la nota de color que le dejaba a su jefe diariamente.

—¡Buenos días, señor Tomlinson!—exclamó la castaña asustando a Louis en cuanto entró.

Su celular cayó al suelo y él maldijo entre dientes agachándose para recogerlo.

—¿Qué te comiste hoy? ¿Por qué esa energía?

—Es un lindo día, ¿por qué no tenerla?

—Claro—rodó los ojos dirigiéndose a la silla frente a su peinadora. —¿Qué es?—preguntó señalando la caja mientras tomaba un trago de su café.

—Son unos cupcakes de chocolate.

Louis asintió sacando uno para comerlo. Vio la pequeña nota que siempre acompañaba su café, y luego de tragar lo que había mordisqueado la leyó.

—No soy un superhéroe, pero sí un superhumano—frunció el ceño. —¿Qué es esto?

Se dio la vuelta para poder mirarla y el hecho de que no dejara de sonreír, lo irritaba. 

—Oh sí, bueno—acomodó su cabello señalando la nota. —Usted es un ejemplo de lo que significa ser un superhumano, no cualquiera dona y comparte con niños huérfanos como usted, y...

—No soy nada de eso, no digas tonterías.

—No lo hago—insistió con una sonrisa. —Sé por qué lo digo.

Sus miradas quedaron entrelazadas por un rato, en el que Summer se pudo percatar de unas purpuras ojeras debajo de los azules (y en ese momento apagados) ojos del chico. Pretendía preguntarle si estaba bien, si había logrado dormir, pero tuvo que abstenerse por el sonido del celular de su jefe. 

—Tomlinson—respondió de inmediato el chico agradeciendo que se rompiera ese raro momento.

Summer observaba los gestos que el chico hacía mientras escuchaba a la otra persona que hablaba por teléfono y sinceramente, se notaba lo cansado que estaba. Su típico ceño fruncido ayudaba a esa demacrada condición y la curiosidad le picaba por saber por qué, siendo una persona que aparentemente lo tenía todo, se encontraba y comportaba de esa manera.

Wiggle Tom #2 Tomlinson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora