Parace una eternidad,
cuando por fin me pierdo en tu mirada,
cuando por amor, esos cafés que pintan tus ojos, me parecen aún más profundos, me parecen más cafés aún que mi café de las tardes de lectura...
Me encanta ponerme de idiota
y preguntarte tonteras por el tan solo hecho de oirte hablar, y sonreir cuando suelto semejantes brutalidades.
Pueda que mis poemas no tengan sentido,
pero ¿quién es cuerdo cuando se esta enamorado?, ¿quién puede gozar de cordura?.
Imagíname ahora a mí, ya, de por sí estoy medio loco, porque soy poeta, y ahora; un poeta medio loco, se vuelva el doble de loco cuando se enamora; entonces ahora, soy un poeta enamorado completamente loco,
espero me entiendas.
Espero que sepas,
que te quiero, no como quisiera hacerlo,
pero lo hago, lo hago con la fuerza que quise antes, juntada con la fuerza que no tengo, pero que siento tener cuando te tengo cerca de mí.
Ahora...
Que poema tan feo,
tan sin rimas, tan sin nada,
me parece superficial,
sin sentido; o al menos pretendiendo querer ser poesía, pero quizá no lo es.
Puedo que lo sea,
pero entiendan, ella se roba mis palabras.
Mis sentidos, y mi alma, se deleitan en ella;
en su sonrisa, en sus ojos, en sus labios.
Es ella ahora el repercutorio de mi poesía,
es porque ahora escribo en el aire, con cada suspiro que resurge al final de un te quiero que se acompaña de un beso.
Es allí, allí... Ella es ahora la personificación de mi poesía, es ella mi locura, mi dolor, mi alegría.
Lo siento, pero quizá, tan solo quizá;
cuando el final, que no veo muy cerca, que más bien dicho sería, que no quiero que exista; pero que podría... Tan solo cuando él llegue quizá, mis poesías serán de nuevo invadidas por los demonios que han sido domados por el olor de su piel y su amor.
