III

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Cuando el llanto de Luca cesó se separó del más alto, lo observó directo a los ojos y se separó con la mirada al suelo.

-Yo ... yo no se - susurró - tú ...

-... calma - revolvió su cabello - tranquilo - le acarició la mejilla

Ryuichiro abrió en Luca una herida sin cicatrizar, esa sonrisa cargada de honestidad hizo que algo en Luca que quebrase. Tantos años han pasado desde que nadie le sonreía de esa forma, tantos años desde que su padre había muerto.
Solo su padre le sonreía de esa manera, solo él le brindó ese amor que se desvaneció tras su muerte.

-Han pasado seis años y nunca nadie volvió a sonreirme de esa forma - comentó a la vez que se separaba de Ryuichiro

-¿Ah sí? Pues desde ahora yo siempre sonreire para ti - de nuevo sus labios formaron ese gesto lleno se honestidad

-No es necesario - susurró con la mirada al suelo

-¡Mira la hora! - prorrumpio haciendo que Luca diera un brinco - vamos - sujetó su muñeca y echó a correr arrastrando al pequeño.

Por suerte cuando llegaron al salón no había ningún profesor, tomaron asiento y aunque Ryuichiro trataba de acercarse, Luca lo evadia.
Cuando las horas escolares llegaron a su fin Seppey fue el primero en salir de ahí perseguido por el japonés.

-¡Te tengo!- agarró su brazo consiguiendo un gesto de dolor por parte de pequeño - lo siento, es que no querías parar - le reprendió con la respiración agitada

-Lo siento, es que debo llegar temprano - agachó la mirada

-Pues te acompaño- sonrió para Luca

-No es necesario-

-Bueno- suspiró y emprendió su rumbo imitando al menor con el rostro al suelo

Ambos iban tan sumergidos en sus propios mundo que ninguno de los dos se fijó que iban por el mismo camino, pero cuando Ryuichiro llegó a su casa y elevó el rostro vio como su compañero paso a su lado sin siquiera notarlo, esa fue su oportunidad de saber donde vivía y decidió seguirle aunque nadie le advirtió de lo que vendría luego.
Lo siguió de cerca hasta una casa, gran casa. El pequeño entró y lo que recibió no fue grato para nada, uno de sus hermanastros lo sujeto del brazo y con tubo de hierro golpeó su espalda haciendo que Luca callese al suelo de inmediato.
El japonés no se esperó esto ni nada parecido, nunca imaginó ver algo así, se quedó inmóvil unos minutos y regresó a su casa pero sin dejar se de pensar en el horror presenciado.

Una Luz En Mi Oscuridad. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora