VII

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El tiempo se fue volando y el pequeño Luca ya no era tan pequeño aunque Ryuichiro seguía siendo más alto. Paso un año desde que la relación inició y ya su niño tenía diecisiete mientras que él ya tenía dieciocho y era todo un hombresote como solía autonombrarse. Estaban muy felices juntos e incluso Luca conoció a su linda suegra y cuñada, pero ésta última era una cajita de Pandora. Habían compartido sus íntimos secretos como las violaciones que sufrió el menor y por su parte el blondo le narró esa historia de su vida tan pisoteada y abandonada, también tuvieron su primera vez y fue el momento más romántico de aquella relación pero ... los planes de Carla -la madrastra de Luca- habían cambiado y cegada por la ambición ofreció a Luca como el chico perfecto para la hija de una familia millonaria, pues para ella no era suficiente la fortuna Seppey, quería más y cada vez más.
Ésta noticia le cayó como un balde de agua fría a Ryuichiro, estaba que echaba humos e intentó poner en su lugar a la vieja esa pero las súplicas de Luca fueron más fuertes, porque si esa mujer se enteraba de la relación de ellos solo sabe Dios los que le haría al niño.

-¿Cómo está mi hombresote?- saludó Luca al ver a su novio. No cabe duda, el pequeño, miedoso y suicida Luca quedó en el pasado dejando a la vista a un chico de hermosa personalidad.

-Pues ahora que te veo, estoy súper bien- completó el saludo con un corto beso que sonrojo al pequeño, porque eso si fue algo que nunca cambió, conservó ese lado tímido que tanto le gustaba a su hombresote.

-Ya falta poco- murmuró

-Si- le dio otro beso solo que más largo

Faltaba muy poco para su segundo aniversario y para el cumpleaños dieciocho de Luca, por un lado estaban más felices que nunca pero también estaban asustados porque esa mujer solo traía mal en sus vidas.
-¿Seguro?-

-Nunca he estado tan seguro en mi vida-apretó las manos de su pareja

Aquel día sería el último día de clases para ésta parejita, porque tenían un plan también elavorado que no existía falla o eso esperaban. Las clases se fueron volando al igual que el día, estaban mentalizados y concentrados en una sola cosa.
Se encontraron bien temprano en casa del rubio y de ahí, fueron en un taxi hasta el aeropuerto.

-Gracias- susurró el pequeño. Estaban sentados uno al lado del otro en unas sillas esperando a que anunciaran su vuelo

-No tienes nada que agradecer, te lo he dicho mil veces- acarició su cabello - Nada de esto sería realidad sin ti, tu eres la base de todo esto- beso sus labios con abundante ternura y amor.

Ese mismo día sus vidas dieron una vuelta de 360 grados para bien, estarían juntos en otro lugar del mundo, solo ellos dos juntos sin nadie que le hiciera daño.



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