Capítulo 3

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Drew

Jackie Lowell regreso al día siguiente. Estaba ahí jugueteando con Alice cuando regrese de la escuela. No le preste atención, no me interesara nada sobre ella o mi hermanastra. De todas formas, mi abuela nos había contado durante la cena de la noche anterior que la había contratado para cuidar de Alice que estaría una semana a prueba.

Y como era de esperarse, paso la semana. Obtuvo el empleo y mi abuela le explico las reglas de la casa. Aunque no quería explotarla ya que sabía que debía estudiar así que en un principio se trató solo de cuidar a la malcriada niña.

— No debes jugar con los libros, Alice —oí que le decía Jackie. Me asome a la habitación para husmear.

— Me gusta esta historia —le respondió mi hermanastra resistiéndose a soltar el libro.

— ¿Que? Déjalo o tu abuela va a enojarse si lo rompes.

— No lo hare, por favor —suplico Alice.

Jack finalmente le dejo el libro y se quedó observando a la niña mientras esta acomodaba el lomo sobre sus piernas y leía en voz alta. Pude ver la sorpresa pintada en todo el rostro de la mujer.

— Sabe leer desde los tres años —le explique.

Ella se sobresaltó antes de volverse para enfrentarme.

— ¿Que? ¿Eso es siquiera posible?

— Lo estás viendo, tonta.

— Drew, no digas tonta a Jack —me ordeno Alice.

— Tu cierra la boca mientras los adultos están hablando —la reprendí severamente. Esa niña era verdaderamente irritante.

— No le hables así —me dijo Jack muy enfadada.

Me sorprendió su repentino cambio de humor. También su pedido. Ella no me daba órdenes, aparentemente no conocía su lugar.

— ¿Qué dijiste? —pregunte, dando pasos hacia ella, intentando parecer amenazante. Sin embargo, ella no se inmuto. Se cruzó de brazos y me observo desafiante.

— Dije que le hables así. Es solo una niña, háblale con amabilidad —dijo con voz firme.

Me puse frente a ella, lo que fue un error ya que era más alta que yo y eso no me hacía para nada amenazante.

— Tu no me das órdenes. Solo eres una sirvienta, compórtate como tal o te echaran de aquí —la amenace.

— ¿Tu abuela sabe que tratas así a sus sirvientas?

— No lo hago. Ninguna me habla tan descaradamente como tú. Es cuestión de tiempo para que conozcas tu lugar. Hazlo pronto o te iras —finalice antes de salir de la habitación.

Mi relación con Jack desde ese momento consistió en miradas desafiantes e indiferentes. Si era posible no nos dirigíamos la palabra. Y cada vez que lo hacíamos terminábamos discutiendo. Nunca en público, eso se hubiera visto extraño. Ya de por si eran extraños esos momentos en los que me descubría observándola a escondidas. Me enfadaba conmigo mismo y salía de la casa para no verla, regresaba cuando sabía que ya había terminado su jornada.

Mis tareas de la escuela y los trabajos administrativos que hacía con el abuelo me mantenían ocupado tanto física como mentalmente. Al final del día estaba tan agotado que apenas tocaba la almohada moría.

Encontré tiempo para comenzar salir con una de mis compañeras de clase. Sabía que era una relación corta, se acercaba el fin de curso y ella se cambiaría de escuela. Fingía que la oía cada vez que hablaba sobre que la distancia no nos separaría y no sé qué otras ridiculeces. Todas decían un montón de cosas cursis sin sentido cada vez que estaba con ellas. Incluso si no estaba con ellas me hacían un montón de promesas descabelladas. Se podría decir que tenía un club de fans. Era el más admirado del equipo de básquet de mi escuela. Todas corrían a apilarse a mi alrededor cada vez que ganábamos. Me abrazaban, robaban besos, gritaban incoherencia y se frotaban contra mí como gatas en celo.

Lo único bueno que sacaba de todo aquello era que siempre tenía alguna chica con quien pasar la noche. Algunas estaban algún tiempo a mi lado como un trofeo que mostrar mientras que las otras simplemente aparecían cuando las necesitaba. A ninguna le daba demasiada importancia. Ninguna relación me duro más de un mes. Ellas me aburrían, me parecían tontas y superficiales. Y estaba seguro que eso se debía a mi nivel de intelecto, era muy alto, al igual que el de Alice. Ambos habíamos sido criados desde pequeños en base a complicados libros que encontrábamos por la casa. Estaba casi seguro que mi hermanastra encontraría aburrido al resto del mundo como tanto como yo.

Llevaba a mis chicas una por una a la casa cuando mis abuelos no estaban allí, o a un hotel, pero estos simplemente me daban asco. Así que esperaba a que mis abuelos no estuvieran y me escabullía con mi chica hasta mi habitación y cerraba con llave la puerta.

— ¿Cuánto me amas? —susurraba Susan contra mis labios.

Tenía la puerta abierta para ella, ¿Por qué no se iba de una vez? Al parecer no captaba el mensaje.

— Mucho, cariño, ahora vete rápido que van a llegar mis abuelos —le dije apartándola y empujándola hasta afuera.

— ¿Nos vemos mañana?

— Por supuesto, vamos a clase juntos —respondí con obviedad. Cerré la puerta antes de que se me pegara de nuevo. — Que estúpida —gruñí.

Me di la vuelta para regresar a mi habitación cuando me encontré con Jack. Ella se había quedado parada en medio del salón observándome.

— ¿Qué? —pregunte malhumorado.

— Eso fue cruel —respondió.

— ¿De qué hablas? Le di la mejor hora de su vida.

Ella negó con la cabeza antes de comenzar a caminar hacia el comedor.

— No puedo creer que realmente dijeras eso.

La seguí de cerca hasta que finalmente se volvió, se sorprendió al verme tan próximo a ella y retrocedió sin quitarme los ojos de encima.

— ¿Qué te pasa? ¿Estás celosa? —No pude evitar la sonrisa maliciosa que se formó en mis labios a la vez que decía aquello.

— Por supuesto que no —dijo entre risas.

¿Qué le parecía tan gracioso? Dios, esa chica me sacaba de quicio. ¿Por qué no solo se rendía y decía que quería algo de mí como las demás?

— ¿También quieres ir a mi habitación, cierto?

— ¿Para que querría entrar en la habitación de un niño precoz? —respondió bromista.

— ¿Qué dijiste? —gruñí. Pero eso no hizo que se retractara, parecía que mi enfado la divertía.

Decidí que esa chica por más atractiva que fuera era un caso perdido. Una tonta que no sabía reconocer una buena propuesta. Que desperdicio de cuerpo, lamente.

El tiempo paso y no podía evitar observar a esa descarada mujer perder el tiempo con mi tonta hermanastra. Alice la adoraba y parecía que Jack se había encariñado muchísimo con ella. Se llevaban muy bien y se divertían. Mientras tanto, a mí me parecían dos criaturas curiosas que no llegaba a comprender.

[E] Kiss Me Like Nobody's Watching (Saga: Out Of The Woods)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora