Varadas |One direction|

Capitulo 20 "Decepción" "Amor"

Debbie Tomlinson
Tome a Edward y caminamos con dirección a un parque de juegos para niños.

—¿Qué hacemos aquí?—sonrió.

—Volver al pasado—reí y nos lanzamos a los juegos.

Edward y yo estábamos en Las Vegas, decidimos venir a Nevada a pasar aunque sea unas semanas antes de volver al trabajo, hacia un calor horrible, lo cual es raro ya que creí que haría frío.

Pero bueno, la estábamos pasando genial.

—Debbie amor—dijo y me acerqué a él.

—¿Qué pasa?—pregunté.

—Eh...—se puso nervioso. "¿Me pedirá matrimonio?" "¿Me pedirá que me mudé con él?"—Tiene una mancha roja en el trasero—mis ánimos cayeron al piso.

—Oh...—corrí al hotel donde nos estábamos quedando. Edward detrás de mí.

Entre a la habitación, y cambie mi ropa rápidamente por algo más cómodo, claro luego de darme un baño.

Unos shorts negros, una blusa negra que dejaba ver mi ombligo y decía "Panda" y mis Vans conformaban mi outfit.

Salí para encontrarme con Edward con los brazos cruzados.

—¿Qué pasa?—pregunté.

—¿Porqué saliste corriendo como una loca?—pregunto—Digo no es normal que vallas por la calle normal y que una chica salga de la nada con un pantalón blanco con un círculo rojo en el trasero corriendo.
Te iba a poner mi camisa.

—¿Y te la ibas a quitar frente a todos?—pregunté.

—Eh.... Podía.

—Hay Edward—dije rodando los ojos.

—Ahora, vamos a comer algo–dijo y yo mire el suelo. Tenía ganas de que me pidiera algo que subiera el nivel de nuestra relación, de sexo a algo más serio que él sexo.

Tal vez nunca pase, hay Dios, esto es difícil.

Jessie Payne
—Listo—dijo el hombre delante de mí.—Tus dibujos son admirables, ¿Cuántos años tienes en esto?

—Cuatro años—dije sonriéndole.

Estaba en una entrevista de trabajo en Hoboken, Cat me mando a una de las tiendas de tatuaje más grande del mundo "Amour" si un nombre bastante extraño para una tienda de tatuajes, pero bueno.

Tiene bastantes cosas positivas, entre ella está la cercanía a Josh, la muy, pero muy buena paga, estaré entre los mejores artista del dibujo de mi edad, y además estaré en la primera tienda de tatuajes abierta en Estados Unidos. 

—Estos son los seis tatuajes más admirables que has echo.

—En realidad fueron los últimos que has echo, para mí... Eh echo mejores.

—Si has echo mejores, significa que eres una experta en el arte del dibujo en el cuerpo.

—No puedo decir que soy una experta pero bueno... Si usted lo dice—sonreí. El señor frente a mí correspondía al nombre de Warren, el que sigue de la generación de sueños de la tienda, es prácticamente hijo del bisnieto del creador, si bastante viejo el lugar.

—Eres buena Jessica, eres muy buena, tú técnica de dibujo, tu limpieza al trabajar y la manera en la que tratas al cliente fueron cosas que Cat aclaró de ti.

Sonreí. Le debo mucho a Cat, ella siempre será mi maestra y mentora.

—Bueno Jessica Payne, por favor llena el registro, el lunes inicias—sonreí como si de eso dependiera mi vida, Warren me abrazo.

Salí del local y corrí en dirección a la casa, que Josh y yo habíamos comprado. Si compramos una casa, es bastante rápido, pero sé que Josh es mío, mío, mío. Es hermosa de dos pisos, de colores grises, negros y blancos, tiene una hermosa cocina y una increíble sala de estar con una hermosa chimenea eléctrica, y la piscina, ni se diga de esa hermosa piscina.

Al entrar, me quite la chaqueta y corrí hacia la cocina donde se encontraba Josh preparando lo que parecía un tiramisu. Al verme sonrió y me miró como esperando una respuesta.

—Odio mis trabajos—dije. Quería jugar un poco.

—¿Qué?—dijo—Eres la mejor tatuadora del mundo, fuiste la primera de toda la tienda de Cat que pudo hacer un tatuaje en una palma.

—No sé, creo que no soy tan buena—me abrazo y apego a su cuerpo—Es broma—susurro y él se alejó de mí.

—¿Enserio?

—Amo mi trabajo, Josh. Le encanto mi manera de trabajar, empiezo el lunes—el grito conmigo y nos besamos.

—Sabia que lo conseguirías—me cargo y yo reí.–Vamos amor es hora de festejar.

—¿A dónde me llevarás?

—Al mejor restaurante de la ciudad—dijo mientras me subía por las escaleras.

—Josh—lo llame.

—Dime, amada mía—reí.

—Te amo—dije y el sonrió.

—Yo te amo más—me besó y sonreí.

—Creo que es mejor que nos quedemos a celebrar en la habitación—dije sonriendo.

—Por mí no hay problema—reí y cerró la puerta detrás de nosotros.