Nos perdimos en el tiempo y el dolor ya no me atormentaba...

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Una noche fría y una cama vacía; un sentimiento agudo y una lágrima perdida. Una caricia al aire y un abrazo a la soledad; olvidado, abandonado al sin querer de un vagabundo extraviado en un mundo de sentidos hace tiempo perdidos.

Un ángel caído, una luz en la oscuridad para iluminar mi camino; vuelvo y pienso que ya no hace frío; ha venido, ha vuelto y creo que puedo decirlo: me ha salvado.

Guíame al infinito, acuéstate a mi lado, abracémonos hasta el final de los tiempos; dame el primer y último de los besos antes de que se nos acabe el tiempo. Cierra tus ojos, y recuerda que por mucho que todo se cierre a su paso, yo abriré las puertas del recuerdo.

Acerquemos nuestros labios, perdámonos la noche y veamos como el alba ilumina el más bello de los momentos; quiero perderme en tu piel, buscar tu mirada y sentirme lejos de este mundo cruel. Un instante que hasta el infinito perdurará como el más cándido sentimiento.

Deja que recorra todo tu cuerpo, ese cuerpo perfecto que parece tallado por el más diestro de los escultores griegos, déjame hacerlo con tan sólo una caricia, deja que grabe tu torso mientras mi mente se olvida del odio, y vuelve a sentir que el mundo ya no importa; que sólo importamos nosotros.

Ahora el día ha vuelto y sólo me despierto; sueño, rezo para que llegue el momento en el que juntos nos despertemos. Compartamos la mirada que con tanta desesperación he combatido al anhelo.

Esa mirada que movería el mundo, que me crea torbellinos de sentimientos, tormentas de pensamientos.

Dame tan sólo un segundo, tan sólo un instante, acércate a mí y deja que te quiera como si todo hoy mismo se terminase; déjate llevar por el más primitivo de los sentimientos.

Rojo carmesí, azul cielo; un cálido aliento y un suspiro de anhelo; un roce y la evocación de un recuerdo.

Perdido me hallo, mi destino no encuentro, pero a tu lado ello se convierte en una simple aspiración, en un simple empeño. Qué importa ya lo que venga, si ahora mismo podría tener todo lo que quiero.

Me vuelvo a despertar, solo y digo: no sé si llegará el día en el que la distancia entre nuestros labios se pierda en un tierno beso, pero en mi mente hace tiempo que ello ha ocurrido, ya es un hecho.

B.Feijoo

Pensamientos desde el fondo del mar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora