La despedida

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Ya era de día y Pedro y Juan despertaron, no había sido la noche más cómoda que habían pasado pero no podían hacer gran cosa contra eso, se levantaron. Pedro miró a su al rededor, «algo debe de haber caído en la trama, al menos eso espero» pensó mientras caminaba lentamente en dirección a la trampa.

- Será mejor que revisemos la trampa para ver si algo cayó en ella - propuso Pedro deteniéndose un instante, miró a Juan.

Juan lo siguió lentamente. Caminaron un par de metros cuando divisaron la trampa, vieron una sombra dentro de ella, un animal había caído en la trampa. Aceleraron el paso.

Cuando llegaron se sorprendieron de lo que vieron, cinco perros se pusieron en frente de la trampa ladrando y gruñendo, no les permitirían acercarse. Juan logró reconocer a uno de ellos, era una loba blanca de ojos azules, ¡Era Reinbel!, miró a los otros perros y los reconoció, eran los perros que creían muertos después de la tragedia en el lago congelado. Juan miró a Pedro quien estaba sorprendido presenciando la escena, este observó con atención a los perros logrando reconocer a cada uno de ellos, quería agacharse y acariciar a sus perros pero estaba como congelado.

- S-son nuestros perros - logró tartamudeó Pedro - pero ¿cómo? Los vimos caer al agua junto con el trineo.

Juan se encojió de hombros, no se le ocurría cómo pudíeron salvarse de ahogarse, se agacho y estriró la mano para que Reinbel se le acercara, le alegraba el hecho de que estuviera viva, temió su muerte cuando la vio caer al agua, creyó que moriría la segunda Reinbel de su vida.

- Hola Reinbel, ¿me reconoces? - dijo a la loba blanca.

Azura reconoció al instante a Juan en cuanto dijo su nombre humano, se le acercó moviendo la cola y con la orejas agachadas. Los demás perros pasaron la mirada de Azura a los humanos, reconocieron a sus dueños, imitaron a Azura y se acercaron a los humanos, todos excepto Frakbo, quien se quedó junto a su hermano mirando a los humanos. Pedro se dio cuenta de que había dos perros menos, miró la jaula y reconoció a Lekro y a Frakbo que estaba junto a esta, se acerco para liberar a Lekro pero Frakbo se puso entre él y la jaula gruñendo. Azura al presenciar la situación se alejó de Juan y se acercó a Frakbo.

- Esta bien, él lo liberará - le dijo suavemente Frakbo.

Frakbo miró dudoso a Pedro, se movió lentamente dejando libre el camino entre el humano y la jaula. Al cabo de un minuto Pedro abrió la jaula dejando libre a Lekro, quien en forma de agradecimiento de le tiró encima tirandolo al duelo y le lamió la cara. Frakbo se acercó a Azura mientras miraba a Lekro, le parecía un poco infantil lo que hacia su hermano menor pero ya estaba acostumbrado a verlo hacer eso.

- ¿Y qué harás ahora? - le preguntó en voz baja a Azura.

- ¿A qué te refieres? - lo miró confusa.

- Bueno, nos encontramos con nuestros dueños, nosotros nos iremos con ellos, pero tú eres un lobo, eres de sangre salvaje. ¿Vendrás con nosotros o seguirás siendo libre?

Azura se sorprendió un momento, no lo había pensado antes pero ya sabía la respuesta, debía volver con su manada sin importar nada, debía volver con su hermano y con su manada propia. Miró a Nakgro, se preguntó que haría él, había vivido casi toda su vida entre humanos, pero era un lobo, ¿iría con ella o se quedaría con los humanos?

- Yo me quedare en libertad, a demás, aun debo volver con mi manada - fue la respuesta de Azura.

- Bien, entonces esto sería un adiós - dijo Frakbo.

Kael alcanzó a oír el «esto sería un adiós», se volteó y miró a Azura, no quería dejarle, la quería, si ella no sabia que sería. Nakgro también había oído a Frakbo, acababa de conocer a su hermana y ya no estarían juntos, «no, no la dejaré» se dijo a si mismo, se alejó de Juan y se acercó a Azura.

Azura la loba blancaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora