La verdad y la ayuda

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Azura sintió que alguien se movía a su lado, abrió los ojos despacio y vio que Kael se levantaba. El sol estaba en su punto más alto, había dormido desde que el sol había aparecido, que sueño tenía, miró la cueva, solo estaban Kael y Nakgro, los demás no estaban. Movió la cabeza para mirar el fondo, la entrada por la cual se iba al Santuario de los muertos, pero para su sorpresa la entrada había desaparecido, solo estaba la dura pared de piedra, ¿Por qué no estaba la entrada por la que había llegado al Santuario? se preguntó Azura.

- Reinbel, ¿Estas despierta? - dijo Kale acercándose a ella.

- Si - Azura asintió con la cabeza, se quedó en silencio un momento y luego añadió - Por favor, dime Azura.

- Pero tu nombre es Reinbel - replicó Kael.

Azura lo miró un momento en silencio, luego miró el lago en el cual estuvieron a punto de morir.

- Ayer me conocías como "Reinbel", pero desde hoy me conocerás como "Azura" - dijo Azura sin despegar la vista del lago.

- Bueno, si tú lo dices, te llamaré Azura - dijo mirándola, luego mira la entrada de la cueva - iré a ver por qué tardan tanto los chicos.

Azura miró a Kael salir de la cueva, luego miró a Nakgro, cual estaba agazapado en el fondo de la cueva con los ojos cerrados. Azura recordó lo que había descubierto la noche anterior, ya sabia por qué ese perro le resultó familiar la primera vez que le había visto, se puso a mirar la entrada. Pasaban los minutos y Kael no llegaba, miró de nuevo a Nakgro, dirigió su mirada a la cicatriz que tenía en el cuello, se preguntó que se la había causado. Nakgro abrió los ojos lentamente y vio que Azura le estaba mirando la cicatriz.

- Te agradecería que no miraras mi cicatriz - dijo Nakgro, Azura desvió la mirada - gracias.

- Quería preguntarte, ¿Recuerdas cómo te hiciste esa cicatriz? - preguntó Azura.

- Un poco, solo vagos recuerdos ¿Por qué?

- Curiosidad, ¿Puedo saber cómo te la hiciste? - preguntó Azura mirándolo directamente a los ojos.

- Solo fue en una pelea de perros - respondió simplemente Nakgro.

- ¿Podrías ser más detallado? - inquirió Azura.

Nakgro la miró dudoso, no le era agradable intentar recordar algo que había sucedido hace tanto tiempo, cerró los ojos tratando de recordar. Pasado aproximadamente cinco minutos abrió los ojos y comenzó su relato.

- Hace tiempo, cuando era un cachorro, mi padre fue herido en una pelea de perros, si mal no recuerdo, el estaba sangrando por las mordeduras que le habían causado. Cuando nuestros dueños se dieron cuenta de la situación llevaron a mi padre dentro de la cabaña para curar sus heridas. Pasado un tiempo mi padre ya se encontraba mejor , pero un grupo de perros llegó hasta nuestro hogar, ahí fue donde mataron a mi padre, mi madre y mis hermanos, yo fui el único que sobrevivió. Mis dueños, al ver la masacre que habían causado los otros, mataron a balazos a los perros. Después llegó el dueño de los perros demandando que le pagara la perdida, como mis dueños no tenían dinero para pagar, entonces decidieron regalarme. Mi nuevo dueño tenía un lugar en el que metían a los perros para que pelearan unos contra otros, yo fui metido con un perro y entonces fue como obtuve esta cicatriz. - terminó su relato.

- Casi parecido - dijo Azura - aunque no fue así exactamente.

- ¿Me estas llamando mentiroso?

- No, es solo que yo se cómo sucedió, o por lo menos lo que me contaron - dijo Azura, miró el lugar en el que antes se encontraba la entrada al Satuario.

Azura la loba blancaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora