Era una fría mañana de otoño, dos figuras blancas caminaban cerca de un río.
- ¿Cuánto falta? - preguntó una pequeña loba blanca de ojos azules
- Falta poco, ten paciencia Azura - le respondió una loba blanca y alta a su lado de ojos castaños.
Vlasma y Azura habían estado viajando desde el mes anterior, desde lo que había sucedido en su antigua guarida se había sentido vigilada. No quería perder a Azura, ya había perdido otros dos cachorros, la protegería con su vida si fuera necesario.
- Madre, ¿Por qué siempre tenemos que estar viajando? - preguntó Azura - ¿Por qué no podemos instalarnos en una pequeña cueva cerca de este río?
- Ya te lo he dicho, la escasez de comida avanza - respondió Vlasma por quinta vez ese día - bueno, creo que podemos detenernos un momento - cedió.
- ¡Genial! - gritó Azura, le empezaban a doler las patas.
- Espera aquí y no te muevas - le ordenó Vlasma y empezó a olfatear en busca de algún rastro.
Azura se acercó al río a beber un poco de agua mientras su madre buscaba algo de comer, pasados unos minutos Vlasma regreso con un conejo en la boca y lo depositó frente a Azura. Se pusieron a comer el conejo.
- Mmm... Estaba bueno - dijo Azura con un poco de sueño.
Vlasma olfateó algo distinto en el aire, algo se acercaba, empezaron a oír varias pisadas. Vlasma tomó a Azura y la ocultó bajo un arbusto, se ocultó ella también.
Aparecieron tres lobos detras de unos arbustos que conversaban sobre la escasez de comida, Vlasma agudizo el oído.
- Esta escasez de comida esta poniendo a Kanish nervioso, ya teniendo que ocuparse de que los cachorros no mueran de frío viene esta escasez de comida - dijo un macho de color café oscuro con manchas negras en la espalda.
- Si... Eh, mirad eso - dijo una hembra de color gris claro apuntando con el
hocico las sobras de conejo
- Son recientes - anunció otro macho de color café claro con el hocico negro que se había acercado a las sobras
La hembra gris claro se puso a olfatear el suelo y logro captar el olor de Vlasma. Se acerco al arbusto de donde provenía el olor. A Vlasma le brotó un gruñido desde la garganta mientras salía de su escondite.
- ¿Quién eres? - gruñó la loba gris claro pegando las orejas a la cabeza.
- Eso a ti no te importa - gruñó Vlasma mirando a los dos machos que se acercaban.
- Te ha enviado Shanik, ¿no? - gruñó la loba gris claro preparándose para saltar sobre Vlasma.
- Sira, espera - la detuvo el macho café oscuro con manchas en la espalda poniéndose entre Sira y Vlasma - mira, no tiene la marca.
- Es verdad... - dijo Sira que al parecer recién había reparado en ello.
- Tendrás que perdonar a Sira, no se fía de extranjeros - se disculpó el macho de color café claro con hocico negro - soy Drek.
- Yo soy Scott - se presentó el macho cafe oscuro con manchas negras en la espalda y apuntando hacia Sira dijo - y ella es Sira, mano derecha de Kanish.
- Yo soy Nyra - se presentó relajando los músculos pero sin bajar la guardia.
- ¿Quién es Kanish? - preguntó Azura saliendo de repente del arbusto.
- Es el líder de nuestra manada - respondió Sira mirando con curiosidad a Azura - y tú ¿Quién eres?
- Es Azura - respondió Vlasma fulminando a su hija con la mirada - mi hija.
- Y... ¿Tienes dónde quedarte? - le preguntó Drek viendo lo delgada que estaba.
- No - le respondió Vlasma.
- Si quieres puedes quedarte con nosotros, Kanish te recibirá bien - le dijo Scott.
- Esta bien, voy - dijo Vlasma sabiendo que Azura podría enfermar si seguían caminando ha ese paso.
Así, Drek, Scott y Sira se encaminaron hacia el campamento donde estaba el resto de la manada con Vlasma y Azura a la zaga.