Trigesimosexto plato

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[Jin]

Bastante me costó acostumbrarme a despertar en la antigua cama de Namjoon, y ahora tenía que volver a pasar todo el proceso en la nueva. Por suerte su olor siempre se quedaba impregnado en las sábanas, y a pesar de no reconocer el lugar, nada más abrir los ojos me valía con aferrarme a las sábanas e inspirar profundo para llenarme de calma aunque él no estuviera.

- Será pervertido... – murmuré sonriendo mientras leía la nota, incapaz de reprimir una deliciosa sensación al recordar como pasamos la mayor parte del tiempo de la noche. Sencillamente fue lo más mágico que pudo pasar nunca. Y lo más porno, eso también.

Tras doblar la nota y dejarla cuidadosamente de nuevo sobre la mesita, me apresuré a asearme y limpiar aquello que dejamos por medio al no saber esperar. Tanto la bandeja con los dos cuencos vacíos, como las prendas de ropa que nos quitamos, invadían el cuarto, quitándole la sencillez y orden que traía consigo. En pocos minutos volvió a ser la misma habitación que me encontré al entrar al apartamento, simple y moderna, sin trastos por medio a excepción de veinte mil pares diferentes de calzado extraño que solía llevar Namjoon.

Mientras desayunaba un vaso de zumo, ya que era lo único que había en la nevera, me encontré con que tenía varias llamadas perdidas de él, y entre todas un mensaje en el buzón de voz.

A la tercera frase que escuché ya comencé a tensarme, haciendo vibrar el contenido de mi vaso. Temblaba de miedo, temblaba porque nos hubieran descubierto. Solo me preocupaba su carrera, por eso me desconcerté tanto cuando explicó lo que sucedía.

Solo iba a tener que fingir una relación.

Casi me caigo al suelo del alivio, sintiendo como todos mis músculos se relajaron y mis manos dejaros de moverse inconscientemente. Bebí otro trago, ahora más tranquilo, e intenté asimilar todo lo sucedido. Mientras tanto busqué en mi móvil aquellas fotos de las que me había hablado en el mensaje, ya que de eso habían pasado casi dos horas, por lo que ya se deberían haber difundido.

Y efectivamente, ahí estaban.

Casi ocho fotos distintas de diferentes momentos. La chica era guapa, con sonrisa bonita y buen cuerpo, además de carácter. Sabía de sobra que entraba perfectamente en el tipo de Namjoon, y entonces comenzaron de nuevo mis inseguridades. Se veían maravillosamente bien juntos, y en alguna foto reían como si lo estuvieran pasando tan bien que el mundo no les importaba, como yo solía pasarlo con Namjoon. Incluso en la última ella le limpiaba helado de la nariz a mi rubio y este sostenía tranquilamente su mano.

Era asquerosamente tierno y yo solo quería llorar. Empecé a pensar de manera egoísta, planteándome que quizás hubiera sido mejor que él saliera despedido y no entrara al juego de la empresa. Era cruel por mi parte, pero cada comentario positivo de los fans, cada crítica encantada hacia la nueva relación, tambaleaba mi confianza, tanto en él como en mí mismo.

Antes de darme cuenta, mis intentos para frenar cualquier lloro cayeron, y las lágrimas empezaron a deslizarse sin control por mis mejillas, uniéndose a las que caían de mi pelo por la reciente ducha. Aún así a penas hacía ruido, lloraba totalmente en silencio. Por eso no me costó escuchar el cerrojo de la puerta abriéndose, y tampoco reaccionar a él, saliendo prácticamente corriendo hacia el baño, donde me encerré sin pensarlo.

- ¿Hola? ¿Jin, estás aquí?

- ¡Estoy en el baño! –grité intentando calmar mi voz. Escuché unos pasos que se acercaban y seguidamente varios toques en la puerta. Yo mientras me reflejaba en el espejo, intentando limpiar mis lágrimas y adecentar mi rostro con desesperación. – ¡Ya salgo, estoy secándome el pelo!

- ¿Puedo entrar?

- ¡Un momento! –agarré una toalla y sequé mis mejillas por última vez, después de haberlas mojado varias veces con el agua del grifo. Quería quitar cualquier detalle, cualquier rojez que pudiera delatarme.

- ¿Escuchaste el mensaje que te dejé? –preguntó a través de la puerta al tiempo que yo me acercaba a abrirla. Alejé mi mano del pomo por instinto, reaccionando estúpidamente a esas palabras y sintiéndome incapaz de sostener mi fingida sonrisa.

Pero lo hice. Volví a elevar mis comisuras y mientras abría la puerta comencé a mover la toalla sobre mi mojada cabellera, aparentando que tan solo me secaba el pelo, tapando que realmente luchaba de forma desesperada por esconder mi dolida reacción a la situación. No era culpa de Namjoon, y si yo le cargaba con mis sentimientos, tan solo sería eso, una pesada carga para él. No lo merecía, podría aguantarlo yo solo el tiempo que fuera necesario.

- Sí –ensanché la sonrisa antes de darle un ligero beso en la mejilla y pasar de largo. – también he visto las fotos.

- ¡Te juro que todo es actuado, te lo prometo!

- No te alteres, bobo –volví a sonreír, sintiendo como las comisuras comenzaban a dolerme. A pesar de eso seguí la conversación como si nada, agarrando mis cosas y dirigiéndome a la puerta con él siguiéndome. –confío en ti.

- Pe-pero...

- Confío en ti, Namjoon, en serio –le besé rápidamente en los labios antes de coger mi abrigo del perchero y colocármelo encima, intentado cubrirme lo máximo posible, tanto por las bajas temperaturas como por las probabilidades de cámaras o fans que pudieran haber.

- ¿Está todo bien, entonces? –asentí, queriéndome convencer a mi mismo de la respuesta. – Espera, te acompaño a casa.

- No, no importa, cogeré el bus –fue a insistir pero le detuve de nuevo, aunque casi toda mi alma estaba de acuerdo con su proposición. Ojalá pudiera acompañarme directamente toda mi vida. – No es el mejor momento para ir tentando a la suerte, ya lo sabes.

- Tienes razón –esta vez se inclinó él a besarme, antes de acomodarme la capucha y volverlo a hacer, pero con más delicadeza y en mi nariz, haciéndome olvidar todo por un segundo. Mi capucha parecía cubrirnos a ambos, y sus ojos estaban tan cerca que casi podía ver a través de ellos.

Y era hermoso.

Jamás me sentí tan convencido como cuando salí por la puerta, decidiendo que de ninguna manera le echaría mis pesares a la mejor persona del mundo entero, jamás. 

Taste it [Namjin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora