Advertencias: Muerte de personajes. Preferible leer con algún pañuelo/papel cerca.
En fin, gracias. por leer.
“¿Quén dijo que no podría volar?”
Cuando somos niños, tenemos sueños bizarros; tenemos la esperanza de ser algún día un súper héroe o ser un astronauta y así, poder llegar a la luna. Tenemos fantasías donde somos piratas o bomberos y rescatamos a las personas de un incendio, quedando así como los salvadores. Cuando somos niños nuestra imaginación vuela a lugares inimaginables, convirtiéndonos a nosotros mismos en todo lo que quisiéramos ser con tan solo cerrar los ojos y dejarnos llevar.
Pero así como hay niños que sueñan con ser héroes, hay otros que les gustaría ser Piratas, incluso, a muchos les gustaría ser un Príncipe encantado. Cada niño es diferente y por lo tanto, cada sueño es único y personal, pero siempre será igual de imaginativo y original. Sin embargo, él no quería ser un marinero o un cirquero, él quería volar.
Aún podría recordar su mirada sobre el cielo, admirando a todos esos pájaros volar libremente, sin preocupaciones, sólo… siendo libres. Él los miraba con admiración y sus ojos brillaban maravillado ante la vista de de aquellos pájaros volando en manada hacia un lugar mejor.
Él siempre decía que algún día los acompañaría y así conocería el mundo y sería libre. Y algún día todos los que se burlaban de él por tener el sueño de volar, callarían sorprendidos.
Yo por mi parte, quería ser un Astronauta y volar hacia las estrellas. No hacía la luna, yo quería hacía las estrellas. ¿Por qué? Porque un día yo le prometí que le daría una. Él me había sonreído de la mejor forma, mostrándome sus hoyuelos en sus mejillas y un tierno rubor acompañándolas.
Éramos unos niños y a pesar de todo, él jamás se dejó intimidar por los demás niños más grandes que querían ser Piratas y robar una mina de oro. Sólo los ignoraba y seguía admirando el azul del cielo, imaginándose un innumerable de escenarios donde él podría volar libremente hacía el horizonte.
“Algún día voy a volar” él había prometido, balanceándose en su columpio y su mirada clavada en el cielo, admirando a los pocos pájaros que paseaban alrededor. “y te llevaré conmigo”
Yo le había sonreído y asentido con mi cabeza en señal de aprobación y entusiasmo, pero yo sabía que era imposible. En ese entonces, él tenía seis años y yo tenía nueve años y por lo tanto, yo sabía que volar formaba parte de las cosas que jamás podría hacer un ser humano.
Sin embargo, él jamás dejó de soñar.
A veces, Harry y yo solíamos quedarnos en el parque hasta tarde, aprovechando que nuestras madres se quedaban platicando en una de las viejas bancas despintadas. Nosotros corríamos alrededor, disfrutando del viento golpeando suavemente nuestros rostros, fingiendo ser pájaros en pleno vuelto.
Debo admitir, que era algo que disfrutaba mucho en aquellos tiempos y puedo prometer que jamás olvidaré.
Cuando Harry cumplió los nueve años, se frustró cuando un niño de mi clase, Zayn Malik se burló de él por tener sueños infantiles. Lo ofendió e incluso lo empujó y yo veía todos desde lejos y ahora es cuando me pregunto: ¿Por qué no lo defendí?