Sexto Disparo: Oro contra Amatistas

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Otra víctima más, todo ante mis ojos y yo sin poder hacer nada. Tanto me perturbaba aquella imagen en la fiesta que el sueño fue imposible de encontrar incluso si ya ha pasado una noche, tanto que tuve que salir a la sala antes de ahogarme entre la culpa y los pensamientos que me atormentaban... que me gritaban en la cara que aquel crimen no era nada comparado a lo que había hecho alguna vez.

Tenía miedo, cada vez que cerraba los ojos veía la expresión de aquel hombre y me daba la impresión de que me esperaba en mis sueños solo para recordarme que había fallado. Quizá también para llevarme con él y los otros seres que me arrastran hacia ellos.

Aquello me asustaba más...yo en verdad ya no quiero recordar.

Tengo miedo de lo que fui, de lo que hice, de las sombras de mi pasado...de la persona que estaba frente a mí en el espejo...de que sea capaz de destruir lo que tengo.

-¿Problemas para dormir? – me preguntó Daniel sacándome de mis pensamientos

-¿Qué haces aquí? – apenas noté su presencia frente al computador, sentado, con una taza a su lado y vestido con su pijama.

-Solo leo los reportes, antes de que Doc los esconda de nuevo

-¿Los esconda?

-Con esto él nos quiere fuera, pero lastimosamente somos las fichas blancas de este juego, además quiero detener a este maniaco.

No respondí, simplemente seguí caminando. Llegué a la cocina, tomé un vaso y me iba a servir agua cuando escuché a Daniel soltar un suspiro pesado.

-No tienes la culpa ¿sí? – Escuché deteniendo todo movimiento – No sabías lo que pasaría, nadie predice el futuro así.

-Bajé la guardia, conocía a esa chica, si tan solo indagaba más en esta cabeza que no sirve para casi nada...

-Hey! – me interrumpió – Aunque lo hubiéramos hecho no podías haberla detenido, el daño ya estaba hecho antes de que nosotros moviéramos nuestras piezas...

Golpeé fuerte el mesón con la mano.

-¡PUDE DETENERLO! – grité casi involuntariamente, como si aquello escapara de mi garganta sin consultarlo antes. – Pude salvar a ese hombre de aquella chica, incluso pude haber sido yo quien la haya animado en algún momento para hacer lo que hizo...

Tomé control de mi misma después de ello. Quería llorar, gritar, perecer allí mismo. ¿Cómo mantener un alma con tanta carga? No sé cuántas vidas ni como cayeron ante mí, pero el solo hecho de haberme cobijado bajo el mismo manto que Aracne era suficiente para intuir lo que fui alguna vez: una asesina.

-¿Y si no fue así? – un susurro, dulce, delicado salió de los labios de Daniel quien se acercaba a mí. – Y si lo fue...solo tú puedes cambiar eso.

-¿De qué hablas?...¿Redimirme? – Aguanté las lágrimas que querían salir por mis ojos – ¿Crees que es tan fácil? ¿Crees que soñar con espectros que quieren verte morir es fácil?

-Algo... tal vez tengas una oportunidad como la vez que elegiste entre dispararle a una cámara en vez de a un apuesto, tierno e indefenso chico – habló mientras ponía carita de perro atropellado y luego dejo escapar una risa.

Sonreí sin saber si fue por el comentario o porque su risa de una manera u otra es contagiosa. De cualquier manera terminamos riendo un rato, sin abrirle paso a los recuerdos amargos de la desgracia en aquel salón.

***

No sé en qué momento quedé dormida, pero solo recuerdo el haberme despertado en mi habitación con el sonido del timbre.

The Joker's ListDonde viven las historias. Descúbrelo ahora