Volver al Pasado

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Pasaron 6 años de aquel viaje a Caracas, ya la pequeña Alondra ya tenía 21 años, ya había superado a aquel chico, había olvidado todo lo que en su adolescencia la lastimo, ya era toda una mujer trabajadora. Alondra trabajaba en una tienda de accesorios unisex dentro de un centro comercial frente a una tienda de churros, su labor solo era atender y responder las preguntas de todos los clientes que se pasasen por aquel lugar, la mayoría del tiempo solo respondía las dudas de las personas. Un día como cualquier otro pero esta vez un poco mas diferente, Nadie había entrado a la tienda nadie se acercaba a preguntar, su jefe, un gordo bajito con poco cabello y bigotes negros al ver la cara de esta muchacha se le acerca muy despacio y le pregunta con un poco de curiosidad.

- ¿Qué tienes Alondra?

- Nada Sr. José. Responde ella con un gesto de tristeza en su cara.

- Te noto algo rara. Dice él, un poco preocupado.

-De verdad no tengo nada, solo que hoy no he tenido un buen día. Responde ella tratando de evadirle el tema.

-Bueno si te sientes mal tomate el día, me interesa que estés mejor. Le contesta él sonriendo

¿Hasta cuando será esa pregúntadera de este viejo? Se pregunta ella en su cabeza. Al dejar de hablar con su jefe, a Alondra se le vinieron algunos recuerdos de Sebástian Hicks. ¿Por qué será que se me vinieron los recuerdos de aquel chico de mi infancia?, Vaya! Que raro jamás me había pasado esto. Dice ella tratando de borrar aquellos recuerdos de su mente. Al ver hacia la puerta de la tienda, nota que esta entrando un hombre con un traje formal, zapatos casuales, un portafolio, de piel morena y lentes oscuros.

- Buenas tardes señorita, un placer, desde que entre no he dejado de notar que usted me esta observando. Dice aquel chico con una sonrisa en su rostro.

- Buenas Tardes que desea?. Responde ella algo tímida y con vergüenza.

- Mucho gusto, mi nombre es Sebástian Hicks. Y usted como se llama? Le dijo él extendiendo su mano.

- Perdón? Sebástian Hicks? Vaya que sorpresa, mi nombre es Alondra, en que puedo ayudarlo. Dice ella un poco sorprendida.

No puede ser lo que estoy pensando, los muertos no reviven, ¿será un sueño o será una casualidad?, vaya que raro. Dice ella en su mente sin opinar nada.

- Vaya, que nombre tan bonito tienes, disculpa si te hice sentir mal. Dice él con un poco de pena.

- No tranquilo, solo que......... *silencio profundo*

- Solo que ¿Qué?. Le pregunta él al ver que se quedo en silencio.

- Solo que nada, olvídalo son cosas tontas. Responde ella olvidando lo que estaba pasando por su mente.

-De donde eres? Le pregunta ella, como para aclarar las dudas que tenia.

-Caracas, la capital y tu? Le responde él con una sonrisa.

Vaya que casualidad, de la misma ciudad? El mismo nombre, tiene que ser el. ¿No espera, como puede ser el si el falleció hace 6 años? Piensa ella sin decir ni una palabra.

- Hasta luego, espero verte pronto, disculpa por hacerte sentir incomoda solo quería ser amable. Le dice aquel chico antes de retirarse de la tienda.

Luego de que el chico sale de la tienda, ella se da cuenta que si podía ser el niño de su infancia, y rápidamente recuerda que cuando viajó a Caracas jamás entregaron el cuerpo de Sebástian, solo sus documentos. ¿Será que es un milagro?¿Será que el jamás murió? Eran las preguntas que la atormentaban después de aquel encuentro con ese chico en la tienda.

La Realidad Del AmorWhere stories live. Discover now