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— Estoy... bien — dice la pelinegra levantando la cabeza de a poco, viendo como Jimin la mira con lo que parece preocupación. El chico ya se sabe el círculo vicioso de ella, aparenta estar bien pero todos saben cuando lo está y cuando no.

— No, no lo estas — su mirada acusadora  intimida un poco a Min, quien suspira rápidamente a la defensiva.

— Que si lo estoy.

— Tus mejillas estan sonrosadas al igual que tu nariz, pareces la hija de San Nicolás — a pesar de ser muy meloso, Jimin ahora parece ser firme con ella. Cuando de su salud o su bienestar se trata, todos quieren ser duros con ella y hacerse los mayorcitos, para que ella se encierre en su propia burbuja y reconocer que la tratan como una muñequita de porcelana.

— Ustedes me dijeron que San Nicolás no existe — contraataca, ella es como una niña pequeña. No ha negado la existencia del susodicho, siempre espera su regalo en las navidades por parte de éste.

— No jodas ahora — aunque quiere parecer serio, no pudo controlar la gran y característica sonrisa que ha causado el sarcasmo y supuesta inocencia de la chica en frente de él. — ¿Que te sucede?

— Ya te dije que estoy bi.. — Min pega sus labios al ver en la puerta a una Seom Bi rebuscar en su pequeño bolsito los calmates que le han prometido y por primera vez en su corta vida ve ángeles y trompetas sonoras alrededor de su amiga, como su salvación. — Me tengo que ir.

— Per...

— ¡Hablamos luego! — le dedica una pequeña sonrisa a un confundido Jimun antes de pararse e ir lo más rápido posible hacia la castaña. Su plan de evadirlo ha sido un éxito, algo patético, pero un éxito.

No es que Jimin sea un germen que este detrás de Min como algunos en el instituto, el es muy lindo y carismático. Bonita sonrisa, -a pesar de que sus ojos desaparecen cuando lo hace- cabello suave y blah blah blah. Min lo ha querido desde siempre, como buen amigo claro, por eso no quiere lastimarlo al recharzarlo en sus narices.

Llega un poco sofocada y le da una mirada suplicante a Seom Bi para que salgan de ahí lo más pronto posible, sintiendo como el pequeño dolor en su espalda baja y encima de su intimidad comienza a aumentar. La chica comprende rápidamente el porque de su apuro y literalmente la arrastra hacia un banco de los pasillos mas alejados. Es temprano, por lo que casi nadie está a estas horas en el instituto.

— Ten, el único que tenía. Eres muy suertuda — la pelinegra no duda ni un momento en tomar la pastilla color blanca pastel para introducirla a su boca y tomar agua de la botella   que Seom Bi le tiende — Te va a dar sueños, por lo que en cualquier momento puedes caer rendida. Aunque no me acuerdo de ningún momento en el que no lo hayas hecho.

Lo último lo dijo un poco bajo para que ella nonlo escuchara, pero fue un intento fallido. Si las miradas mataran, Seom Bi estuviera picada en pequeños trocitos.

Min entendió muy bien la indirecta, últimamente, por cuestiones académicas, ha estado juntándose mucho con Suga. Por lo que se ha vuelto más somnolienta, al parecer el apetito de sueño y descanso de Yoongi es contagioso.

— Demonios — dice de repente al sentir como elefantes pisotean muy duramente su cadera, al tiempo e el que acuchillan fugazmente su espalda baja.

— Vaya, como que el estofado de la cena te está haciendo efecto, ¿no? — Taehyung aparece de repente por el lado izquierdo de Min, quien se retuerce e n su asiento.

— Que anoche hayas cenado con nosotros... no significa... que me heches en cara lo mucho... que comí — dice Min entre dientes, ella piensa y se compadece por el dolor que pasan las embarazadas. Ella es lo suficientemente desubicada como para pensar que esta en cinta y en plena sesión de contracciones.

Ma Boy»JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora