Libertad

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Se quedó despierto, el canto de las aves había cesado, y ahora, que un grupo de nubes color grisáceo cubría el cielo, sentia que la armonía de la tormenta, que parecía llegar para hospedarse en el cielo Jonio, duraría. Escuchó unos ligeros pasos de tacón, y el escalofriante tacto del afilado hierro contra las paredes, lo hizo estremecer.
Aquella figura, la poética causante de la melodía antes escuchada estaba llegando.
Sonrió, mostrando aquellos blancos dientes.
Una sombra se veía disminuir en el antepalco.
Finalmente los pasos cesaron, y se encontró frente una figura femenina, carente de gracia y formalidad. Le desgustaba el hecho de que quien lo liberara sea una niña, y además, sin lo que se necesitaba para ser perfecta. La encontró como una típica asesina, sin estilo ni belleza.
La muchacha sonrió, quitándose las gafas de visión nocturna. Sus ojos almendrados lo miraron.
Un gesto de desagrado y desaprobación invadió a Jhin. Al parecer, la muchacha se percató de esa mueca en el, río secamente, y abriendo su mano, de un zarpazo cortó los barrotes. Luego, lo liberó.

***

La joven caminaba delante de Jhin, el estaba repitiéndose lo mismo "Luego la haremos perfecta... Por mucho que cueste hacer florecer a esta bestia...".
Le molestaba profundamente la joven, iba caminando zarandeando las caderas de un lado al otro, mostrando sus curvas, pero mantenía los hombros tensos. Aquella mujer no era para nada una asesina como el, más bien, era sólo una asesina, el era un artista.
Suspiró cansadamente, y tomó del mango su revolver, y apuntó a su liberadora.
-Sólo la perfección es aceptable!-Dijo mientras disparaba.
La asesina esquivó el balazo con facilidad. Estupefacto y sorprendido la observó.
-Eres un desagradecido Jhin-dijo sonriendo. La bala, entonces comenzó a florecer.

El amor es ArteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora