Despedida

599 52 5
                                    

En navidad, Marty habló con sus padres y, a pesar de su miedo, ellos entendieron y tomaron con calma la situación, especialmente porque la familia de Adrián ya estaba tomando cartas en el asunto con respecto a Andrés. El ojiazul no dejó solo a su pareja en ningún momento y, reiteró, ante los padres del menor, que deseaba que se fuera a vivir con él, algo que, Mario y Paulina, a pesar de no querer que su retoño se fuera tan pronto de casa, le dejaron la decisión a su hijo, pues ya era mayor de edad.

Para año nuevo, Marty ya estaba instalado en el departamento del mayor y Max en la habitación de invitados; también, la familia de Adrián tuvo que dejar la ciudad, no sin antes despedirse de los padres de Marty.

Fabián y Lilian regresaron a su empleo. Fabián ya había iniciado los preparativos y trámites necesarios, para poder poner la matriz de la farmacéutica en la ciudad donde Lizy vivía, dejando solo los laboratorios en su localidad original, de los cuales Lily se encargaría al quedarse como directora de los mismos. Lilian por su parte, se despidió de los amigos de Marty, pero se mantendría en contacto con ellos, pues les había propuesto que, al salir de la universidad, se fueran con ella a los laboratorios; no era un hecho, pero la oportunidad estaba, para ambos, pues, según ella, no podía elegir entre ninguno de los dos, y, a sus palabras, los quería a su lado para 'todo'.

Así, la primer semana de enero transcurrió y, la siguiente, los universitarios debían ir a reinscribirse.


* * *


Adrián había llevado a Marty a la universidad, a temprana hora, pues el pelinegro sería el segundo en poder reinscribirse; mientras el menor estaba en la escuela, el castaño podía ir a nadar y se verían en el café de Lizy después.

Eran las ocho de la mañana y todas las facultades de la universidad estaban abarrotadas con los alumnos, esperando el turno para elegir las materias de ese ciclo escolar.

-Entonces, ¿elegirás la mañana, como siempre? – Irving miró con seriedad a Marty.

-Por supuesto, sabes que no me gusta venir en la tarde, además, tengo que trabajar – sonrió el de lentes – y, ¿ustedes?

-También elegiré la mañana – el moreno sonrió – así que seguramente, vamos a estar en el mismo grupo.

-Yo no sé – Ramón se cruzó de brazos – me tocará entrar hasta el tercer grupo, no creo que alcance todas las materias con ustedes.

-Eso te pasa por no estudiar a tiempo – Marty lo regañó – solo con las calificaciones finales no ibas a obtener un buen promedio.

En ese momento, el profesor Cota salió del edificio dónde se realizaría el trámite para la facultad de mecatrónica; llevaba unas hojas en mano y les hizo una seña a todos los alumnos para que se acercaran.

-Voy a llamarlos de acuerdo a la lista de promedios, del más alto, al más bajo – dijo con seriedad – hagan una fila y pasen de manera ordenada, otros profesores están esperándolos...

Cuando el hombre empezó a nombrar, el apellido de Marty no se escuchó, consiguiendo que el menor se sobresaltara; sus amigos también se sorprendieron por ello. El de lentes había conseguido el segundo lugar de su generación y no lo habían nombrado; mientras los alumnos entraban al edificio, incluyendo Irving, Marty corrió para alcanzar al coordinador, con Ramón tras él, pues su amigo también quería saber qué había sucedido.

-Profe... – Marty se acercó al mayor – ¿qué sucede? ¿Por qué no me nombro? – su voz denotaba su asombro y preocupación.

-Santana – la voz del docente era extremadamente seria – no puedes reinscribirte.

Chocolate, PâtissierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora