¿Cita?

732 54 10
                                    

Durante la noche, Marty pensó en los lugares a los que podía llevar Adrián; se decidió por mostrarle el centro histórico, museos y otros lugares de interés, aunque no sabía qué era lo que el otro prefería y, lamentablemente, no contaba con mucho dinero, así que tendría que idear una manera de evitar esa cuestión lo más que pudiera.

En la mañana, el pelinegro se puso la ropa más decente que pudo encontrar en su guardarropa, pues no quería que Adrián se avergonzara de que lo acompañara con su ropa cotidiana; aunque, debido a que el día era algo frío, tuvo que usar una chaqueta encima, pero no pudo llevar dos, como siempre que la temperatura bajaba, pues no quería andar sobrecargado.


* * *


-Parece que nevará – anunció Irving cuando llegó a la universidad y se sentó al lado de su amigo.

-¿De verdad? ¿No es muy pronto para que suceda? – Marty miró por la ventana, pero las nubes grises y el viento frío le decían que podía ocurrir.

-Ya casi empieza diciembre, Marty – el moreno sonrió – y sabes que el calentamiento global produce cambios climáticos muy drásticos en todas las regiones, además...

-Ya vas a empezar – Ramón llegó a interrumpirlo – a lo más que va a pasar, es que llueva.

-Puede pasar – señaló el otro.

-¿Quieres apostar? – el castaño retó a su amigo.

-Bien, no importa... – Marty los interrumpió, ya sabía que, cuando discutían, podían durar horas con el mismo tema – lo que me interesa es que no llueva, ni que nieve – especificó – porque tengo un compromiso.

Sus amigos lo vieron con sorpresa.

-¿Tendrás...?

-¿Una cita?

-No es una cita – negó el pelinegro – voy a mostrarle la ciudad a alguien.

-¿Quién es? – Irving recargó el rostro en su mano.

-El primo de Lizy.

-¿Es un chico? – Ramón dudo – entonces, si es una cita.

-No es una cita – repitió Marty acomodando sus lentes, pero sus mejillas se sonrojaron ante la insistencia de sus amigos.

-Es una cita – el moreno miró de soslayo a Ramón, dando por sentado que sí lo era, al ver la reacción del pelinegro.

-Sí, lo es – confirmó el otro.

-¡No es una cita! – aseguró el de lentes, sintiéndose avergonzado y algo nervioso.

Los amigos de Marty sonrieron divertidos; su reacción indicaba todo lo contrario a lo que su boca expresaba, pero, antes de que pudieran insistir para que dijera la verdad, el profesor llegó, obligando a que todos los presentes guardaran silencio.

"No es una cita..." Marty repitió en su mente esa frase "no soy su tipo, ni él es el mío..." con ese pensamiento, suspiró – no, no lo es – susurró y se enfocó en la clase.


* * *


A las diez con cuarenta, el profesor los dejó salir, por lo que Marty caminó a la salida junto con sus compañeros.

-Y, ¿dónde verás a tu cita? – indagó Ramón.

-Ya les dije... – Marty se quitó los lentes porque empezaban a caer algunas gotas de lluvias – olvídenlo – negó con cansancio – no voy a discutir con ustedes...

Chocolate, PâtissierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora