Capítulo III

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Y finalmente llegaron a la habitación de Rocinante.

-Pasa, pasa...

Y Rocinante cerró la puerta. Un silencio incomodo reinó en la estancia por unos minutos.
Law se mantuvo con la vista en el suelo esperando indicaciones. El rubio miraba nervioso al muchacho. No sabía exactamente qué decir, así que decidió volver a sacar el tema del pan.

-Y bueno... ¿Qué opinas del pan? Perdóname, no debí tirarlo así, pero no se me ocurrió otra forma para sacarte de eso. Doffy es un poco... Malévolo, ya te habrás dado cuenta-Rocinante hablaba rápida y nerviosamente, casi balbuceando-. Si acepte a que vinieras conmigo es para que te tomaras un respiro de él, no quiero que pienses que de verdad me vas a servir. Mi nombre es Rocinante Donquixote, tu nombre es ¿Law? No te preocupes, no estoy bromeando, no quiero molestarte, puedes hablarme...

Law permaneció en silencio unos segundos más.

-Supongo que no quieres hablar con alguien como yo, te comprendo...

-¿Por qué quiere hablar conmigo?-musito Law sin dirigirle la mirada.

-Oh eso... Antes de que saliéramos de Sabaody, hable con tu familia-dijo el rubio con voz suave-. Les dije que estarías bien, que haría lo posible por que estuvieras bien...

-¿Y ellos que dijeron?-pregunto con un hilo de voz.

-No me respondieron... Estaban demasiado afectados... Lo lamento mucho. Por eso quiero que te sientas cómodo cuando estés conmigo, igual cuando llegues a estar con mi padre o con mi madre, puedes sentirte seguro con ellos-dijo Rocinante mientras se acercaba a él y ponía una mano en su hombro-. Creo que notaste que ellos tampoco son como Doffy...

-Sí, ya lo note... ¿Por qué permiten que sea así?-pregunto Law con mucho cuidado, como si temiera que Doflamingo pudiera estar escuchándolo.

-No lo sé... Creo que... No sé, ahora que lo dices, no sé...-y Rocinante se sintió intimidado y avergonzado-. Supongo que debe ser difícil corregirlo ahora que tiene tal estatura, papa no puede hacer nada contra él.

-Usted... ¿Nunca ha intentado hacerle frente?-se atrevió a cuestionar. Aunque Rocinante le hubiera dicho que se relajara en su presencia, no quería ser irrespetuoso ni hacer algo que le molestara.

-¿Yo? Bueno, no... Nuestros padres dicen que nunca debemos pelear... Al menos puedes engañarlo aún. ¿No lo he hecho yo hace unos momentos?-soltó Rocinante en un intento de elevar su reputación.

-Si... Pero eso no funcionara por siempre-murmuró Law con pesimismo. Rocinante apenas pudo escucharlo.

-Debes de estar pensando que somos unos estúpidos, ¿no?

-No, señor. Solo...

-¿Qué?

-Con todo respeto señor, debería considerar seriamente hacerle frente a su hermano, por el bien de toda tu familia. Tarde o temprano, hará algo horrible contra ustedes.

Rocinante permaneció en silencio, avergonzado de sí mismo y sintiéndose como un completo inútil. Cuando finalmente se sintió con ánimos para hablar de nuevo, pregunto:

-¿Ya comiste algo?

-No, señor.

-¿Quieres que te traiga algo de comer?

-Usted no debería decir eso. No se preocupe, debería preparar su baño de una vez...

-No, no, espera... Primero tienes que comer algo-terció Rocinante-. Además te dije que no tenías por qué servirme o algo así.

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