Capítulo IV

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Law y Rocinante iban de regreso a la mansión, ninguno de los dos se había dirigido la palabra desde que se alejaron de la piscina.
Cuando entraron a la casa, Rocinante se detuvo al ver a una de las mujeres que realizaban la limpieza. Se dirigió a ella y ambos se alejaron una distancia considerable de Law. Tardaron un par de minutos. Law solo observo seriamente la escena. Cuando el rubio regreso le dio la siguiente indicación:

-Law, ¿podrías esperarme en la biblioteca? Necesito hacer algo, trataré de no tardar mucho.

-Sí, claro-respondió Law de manera casi indiferente. Echo una última mirada escrupulosa a Rocinante y se dirigió a la biblioteca.

Law llegó al aula mencionada, cerró la puerta y dejo la toalla que traía consigo sobre una silla. Se fue directo a tomar un libro del área de salud y medicina.
Tomo asiento en uno de los pequeños escritorios que había ahí y se dispuso a leer para esperar. Pasaron unos 10 minutos y de pronto la puerta se abrió, Rocinante había regresado, ya estaba de nuevo cuenta vestido con una sencilla bata blanca.

-Law, lamento la espera...

-Sí, bueno, ¿Ya podemos ir a tu habitación?

-Sí, vamos, adelante...

Llegaron frente a la puerta de la habitación, Rocinante abrió la puerta, le cedió el paso a Law y este se quedó estupefacto al toparse con un montón de flores adornando los alrededores de la habitación. Igualmente noto que la iluminación solo la proporcionaban grupos de largas velas blancas que emanaban discretos aromas. La (ya elegante) habitación de Rocinante lucía como un embriagante sueño, un lugar donde podías tenderte y dejarte llevar hasta llenarte de paz y placer.
Los ojos grises de Law se quedaron quietos observando un gran ramo de flores blancas que se encontraban muy cerca de la cama.

-Law... Law...-y Rocinante carraspeó para llamar la atención del muchacho.

-¿Por qué? ¿Por qué hiciste esto?-comento Law llevando su vista hacia el suelo.

-¿Estas enfadado? Lo sabía... Esto fue una mala idea, solo quería hacer todo esto un poco más agradable y digno para... lo que vamos a hacer-respondió con la voz impregnada de pena.

-Pero esto es...

-Iré a pedir ayuda para quitar todo esto ¿Aun quieres que haga...?

-Rocinante, cálmate y guarda silencio-declaró Law-. Ven...-y tomo la mano de Rocinante dirigiéndolo hacia la cama.

Law se sentó sobre la cama. El muchacho de cabello negro miraba ambiguamente al rubio. No se podía definir con qué intención le dirigía esa mirada gris:
¿Acaso significaba que lo detestaba? ¿Qué sentía algo por él? ¿Qué?

-Law ¿qué pasa?-musito Rocinante sintiendo la agonía apoderarse de él.

-¿Acaso eres demasiado ingenuo y tonto? ¿No puedes captar que quiero que empieces esto de una vez por todas?-inquirió Law con un tono cínico de desesperación que era causado por la torpe inocencia de Rocinante-. Ignorare el ambiente, así que puedes comenzar.

-¿Quieres que...? Oh cielos, perdóname. No, no soy bueno en esto-balbuceó inmediatamente-. Nunca lo he hecho, ya sabes...

-Sí, es por eso que decidí que hiciéramos esto-y Law avanzo hacia él, hasta quedar separados por unos centímetros-. Quiero saber, ¿Cómo podemos estar seguros de que Doflamingo no nos descubrirá?

-Eso... Ordene avisarme en cuanto mi hermano arribe a los alrededores de la casa. En cuanto lo vean venir, no importa si es a lo lejos, les dije que quiero que me avisen en cuanto llegue a la cerca, en cuanto entre el carruaje, en cuanto este por llegar a la puerta principal...

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