Capítulo VII

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Y mientras tanto Doflamingo se encontraba de camino a casa.

-Infórmenme en cuanto los encuentren...-y el rubio termino una llamada por su den den mushi.

Su semblante se había calmado considerablemente; quería estar lo más estable posible...
Ya podría explayar toda su furia cuando descubriera el cómo su pequeño humano había escapado.

Rocinante y Law ya habían llegado a la mansión. Cuando llegaron los señores Donquixote estaban charlando en la sala de estar y acordaron esperar a su hijo ahí mismo. El rubio observo que, tanto como su madre y su padre, tenían un semblante serio y preocupado.
Ya habían acordado hacer lo necesario para ayudar al joven Law, pero el saber tan repentinamente que su hijo menor se había enamorado de aquel muchacho, que iba a partir del país y que probablemente le tomaría tiempo regresar a casa, les provoca una seria preocupación, y no solo era esa cuestión...
También estaba el gran problema por parte de su hijo mayor; temían mucho lo que acontecería con él, las reacciones que seguramente tendría contra ellos cuando decidieran llevar a cabo lo que habían acordado.

-Ya ordene todo, me dijeron que un barco estaría completamente listo para cuando quisiera bajar del país-murmuraba Rocinante para sí mismo mientras se cambiaba de ropa y tomaba una pequeña mochila donde guardo unas libretas y libros-. Creo que es todo...-y Rocinante se colgó la mochila en el hombro derecho. El rubio se había puesto una sencilla túnica blanca con bordes azul celeste y Law le había dado una especie de bata larga color negro con bordes dorados.

-Espero que no te incomode, es lo único que pude encontrar rápido...

-Descuida, no me importa mucho-dijo Law con indiferencia-. Al menos pude quitarme esa ropa tan exagerada...

Y ambos salieron de la habitación y bajaron. Se toparon con los padres de Rocinante y hubo un silencio incomodo hasta que Donquixote Homing se puso de pie.

-Roci, puede que te moleste-dijo el padre al ver que su hijo tenía intenciones de despedirse-, pero tu madre y yo acordamos que iremos contigo hasta que tengas que bajar del país.

-Oh... No me le esperaba... ¿Están seguros?-balbuceo el rubio completamente sorprendido.

-Claro que sí hijo-intervino Dulcinea con un semblante de preocupación-. Queremos asegurarnos de que no pase nada malo hasta donde podamos acompañarte...

-Está bien, pero...

-De hecho queríamos acompañarlos hasta que llegaran al hogar del joven Law-aclaró tenemos un asunto importante que resolver aún y no convendría dejar Mariejois por ahora...

-Sí, entiendo, papá. Bueno, será mejor que nos vayamos de una vez, antes de que... Bueno, ya saben...

Y los cuatro salieron de la mansión. Law sentía una incómoda sensación al ver que los padres de Rocinante los acompañarían.
Se preguntaba si acaso Rocinante había sido lo suficientemente sincero y torpe como para contarles todos los detalles de lo que había pasado entre ellos.
Subieron a un carruaje diferente a los que Law había visto; era un carruaje que utilizaban para las salidas familiares, era mucho más grande y con dos compartimientos, así que Rocinante y Law pudieron estar a solas. Además un carruaje adicional lleno de guardias los iba a acompañar.
Unos 10 minutos después de que partieran, Doflamingo había arribado a la mansión y no había encontrado a nadie de su familia, ni a Law. Y fue ahí cuando todo comenzó a encajar en su mente...
Las venas de su frente comenzaron a marcarse considerablemente, el enojo que tanto había intentado reprimir estaba manifestándose poco a poco.
El rubio fue rápidamente a su habitación para cambiarse de ropa y continuar su búsqueda.

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