Capítulo VI

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Law y Rocinante yacían sobre la cama del último, abrazados y mirando fijamente hacia la puerta; como si esperaran la terrible casualidad de que Doflamingo atravesara esa puerta de repente y se fuera contra ellos con toda su furia.
Ahora Rocinante recargaba la cabeza de Law sobre su pecho y acariciaba su cabello.

-Desearía que pudiéramos huir ahora mismo...-musito Law casi inconscientemente.

-Debería raptarte...-contesto Rocinante.

Y de pronto llamaron a la puerta. Inmediatamente los dos jóvenes se sobresaltaron y fijaron su mirada en la puerta. No habían pedido nada, ni un servicio en específico, para que alguna persona del servicio estuviera llamando a la puerta.

-Rocinante, querido... -llamo una voz femenina.

-Hijo, ¿estás ahí?

Eran sus padres. El corazón de Rocinante empezó a latir con violencia y rapidez. Su rostro quedo con una expresión de sorpresa y ansiedad. ¿Qué debería de hacer?
Podría hacer lo más fácil pero también lo más inmaduro:
Esconder a Law en el cuarto de baño hasta que sus padres se fueran...
O decirles de una vez por todas lo que estaba dispuesto a hacer por ese muchacho.

Law lo miro expectante, Rocinante solo le dio una mirada y una ligera cabezada indicándole que todo estaría bien.

-Ya voy...-y finalmente el rubio abrió la puerta.

-Por poco pensé que no estarías en casa, hijo...

Y, tanto como su padre y su madre, se sorprendieron al ver al muchacho moreno sentado sobre la cama de su hijo menor.

-Roci... ¿Qué sucede?-pregunto Homing volteando a ver a su hijo con una clara expresión de confusión.

-Ahm... papá, mamá... Tenemos, tengo que hablar de algo muy importante con ustedes...

-Sí... Ya lo veo...

-Mamá, papá, él es Law... -presentó Rocinante con una torpe mezcla de temor y entusiasmo-. Law, te presento a mis padres...

-Hola, joven Law-y Dulcinea esbozo una dulce sonrisa y, con mucha gracia, alzo su mano derecha en un gesto de saludo-. Mi nombre es Dulcinea.

-Homing Donquixote...-y el señor brindo amablemente su mano derecha para saludar al muchacho de cabello negro.

Law se quedó mirando por unos segundos a los señores Donquixote y a su hijo. Le parecía demasiado extraño ver que alguien más de la familia le dirigiera la palabra de manera respetuosa.

-¿Pasa algo malo, Law?-pregunto el rubio extrañándose por la expresión del moreno.

-No, perdón, discúlpenme... Buenas tardes-dijo Law con cordialidad.

-Quisiera hablarles sobre...

Y de pronto el den den mushi de Rocinante comenzó a sonar.
El rubio rápidamente fue por el pequeño aparato y respondió:

-¿Sí, que pasa?

-Joven amo Rocinante, su hermano está por ingresar a la mansión.

-¡¿QUÉ!?-exclamo totalmente sorprendido y aterrado.

Law inmediatamente sintió un escalofrió que recorrió todo su cuerpo y una intensa expresión de tensión apareció enseguida en su rostro.
Dulcinea noto con suma preocupación las reacciones del par de jóvenes: la ansiedad que ahora tenía su hijo menor dibujada en el rostro y la terrible tensión que el muchacho Law reflejaba en sus ojos.

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