Líbranos del mal.

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Miércoles 30 de abril 1986.

Días pasaban y yo solo podía estar inmersa en una profunda depresión que no cedía y la opresión en mi pecho se hacía cada vez más grande y asfixiante.

Dimitry trataba de animarme a toda costa, pero era imposible, nadie sabía nada acerca de a cuanto ascendía el número de muertos, aun guardaba la esperanza, pero sería ya por decisión de corazón, no de raciocinio ya que el amor no se mide en razones sino en fe.

˗Kalina... llevas cuatro días sin salir de la cama, entiendo por lo que estás pasando, pero no solo tus padres murieron en Chernóbyl ¿Recuerdas?. – Aquello me hizo dar cuenta de lo egoísta que estaba siendo, él también había perdido todo.

Sus padres eran todo lo que tenía y los había perdido tanto o más que yo. Ya que su padre era de la seguridad.

˗ Maldito Viktor Briujanov y su asquerosa necesidad de dinero. –Susurré mientras me incorporaba a abrazarle entre llantos, nunca había visto a Dimitry siquiera con ojos llorosos, y esta vez estaba liberando todo su dolor.

Para nadie era un secreto que Viktor seria el principal culpable en todo esto ya que él fue quien diseño y dirigió el reactor nuclear, Vladimir Llich Lenin. Y su construcción no había sido la adecuada, todo por cuestiones de tiempo. Nada en ese reactor estaba bien incluso se dudaba de la calidad de los materiales de construcción.

Llorábamos incesantemente hasta que Dimitry cayó en cuenta de algo que hasta a mí me dejó descolocada.

˗ ¿Escuché mal? – Inquirió con el ceño fruncido. – Kalina Voicila Dobreva ¿Acabas de maldecir? – Preguntó lleno de asombro en sus pupilas.

Incluso al pensarlo me vi a mi misma de mala manera, siempre tuve una boca muy limpia nunca maldecía, era algo imposible que alguien me sacara de mis casillas de tal forma, pero todo es hasta un día supongo, Viktor me quitó todo, inconscientemente maldecía toda su vida y su descendencia.

˗Es que...¿ A quién demonios se le ocurre hacer un experimento en un reactor inestable, un sábado a las 1:24 de la madrugada Con esa resaca mental? ¿Eso qué sentido tiene? – Inquirí mientras el jipío de mi llanto desvaloraba las expresiones de Dimitry.

Este solo se limitó a asentir y darme un beso en la cien.

Nos quedamos en la cama un buen rato, no teníamos ganas de nada, intentó animarme a mí, pero quien termino deprimido fue él.

Sábado 10 de mayo 1986.

Diez días después aun sin superar todo aquello, nos veíamos más animados y con esperanza de que toda aquella situación mejorara no solo para el poblado, sino para el país, el mundo estaba conmocionado con la noticia.

Nadie sabía cómo terminaría todo aquello el riesgo era la exposición a la radiación, se formaron barricadas militares por todo Pripyat para evitar que nadie se acercara a Chernóbyl, Se preguntarán ¿Quién en su sano juicio iría allí?, pues es que el raciocinio y la duda humana es algo increíble, y siempre hay uno que otro entrometido que se las da de mirón.

Dimitry llevaba todo el día fuera dejándome como única compañía la señora del servicio y varios guardaespaldas, Ibanka una señora de tés muy pálida, cabello blanco, ojos verdes vidriosos y baja estatura.

La  Dama  del  Bosque (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora