Ten piedad de mí...

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̶ Ciento veintitrés años. – Dijo con esa voz tan perfecta, y un poco de decepción.

En ese momento sentí que de haber sido posible el aborto a las 1042 semanas, mi madre no lo hubiera dudado un solo segundo, maldije tanto en mi fuero interno que la rabia se hizo presente, yo estaba aquí por culpa de las mentiras de Dimitry, me sentí desolada y mis ojos se tornaron llorosos.

Traté de calmar el impulso.

̶ ¿Y qué sabes acerca de este lugar? o mejor ¿Cómo salimos?. – Pregunté con un nudo en la garganta asfixiante.

̶ Lo que es no lo sé con exactitud, ¿Salir?. – Dijo mofando. – Eso sí que me gustaría verte intentarlo.

Sentí el impulso de matarme nuevamente.

̶ ¿Ni una jodida pista de cómo salir?. – Pregunté ansiosa.

̶ Lo único que se... es que he sido la única persona aquí, y ahora estas tú, si fuera el infierno fuera muy distinto, el cielo obviamente no es. – Dijo sarcástico. – Si fuera una especie de paso, hubieran más personas, lo poco que he adsorbido de este lugar es que hay que descubrir algo importante que ignorábamos antes de morir para poder salir. – Dijo con el ceño fruncido como si dejara ver su frustración.

Se detuvo por un momento y lo incité a continuar llena de dudas.

̶ No se por qué somos diferentes a los demás. – Dijo mirando hacia detrás con una expresión de pánico.

̶ ¿A qué te refieres con los demás?. – Dije mirando en la misma dirección.

Pareció titubear pero respondió.

̶ Yo le digo el torturador pero su nombre es Esmiferes... Viene aquí con las personas asumo deben ser castigadas y.... – Dejó de hablar y sinceramente quería golpearlo mucho.

̶ ¿Y bien? – Grité exasperada.

̶ ¿No quieres saber mi nombre? Ni siquiera nos hemos presentado. – Dijo tratando de evitar el tema.

̶ ¡Al diablo con tu jodido nombre!. – Chillé molesta. - ¡Dí lo que sabes o te juro que te pateo el culo!. – Incluso me sorprendían mis palabras pero estaba cansada de ser buena y amable con todos, eso me había traído aquí, pues no más.

̶ No estamos muertos realmente. – Dijo suspirando pesado, mientras mi expresión descolocada debía valer oro. – Sentimos igual que si estuviéramos vivos, puedes llorar, sentir dolor, temor, sangrar, esto es una especie de paso antes de morir verdaderamente.

̶ ¿Y bien? ¿¡Quién coños es Esmiferes!?. – Pregunté ya encabronada.

̶ Al parecer recibe a cierto tipo de personas especiales, que merecen castigos especiales... y esta habitación es el lugar donde castiga esas personas, le he visto desmembrar pequeños... esos gritos. – Dijo negando con la cabeza. – Le he visto comerse los fetos de mujeres en estado y luego desmembrarlas desde dentro, castiga los pecados originales, desobediencia, lujuria, avaricia, muerte, entre otros. – Dijo con los ojos cristalizados.

̶ ¡Maldito Dimitry maldito! ¡Mil veces maldito! – Grité encolerizada mientras daba fuertes pisadas.

Luego levanté la vista hacia él. - ¿Eso no es lo peor cierto?. – Pregunté pensando que más jodidos no podíamos estar.

̶ No estamos a salvo de él... una vez casi me mata. – Rio amargamente. – Nuevamente. – Dijo con sarcasmo.

̶ ¿Nos lleva la verga cierto? – Dije con mi expresión que más que dolorida siempre causaba sonrisas en el observador.

La  Dama  del  Bosque (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora