Capitulo 43

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La puerta negra estaba muy lejos de ella, y sentía en la espalda el aliento gelico que se sernia sobre ella. Si la alcanzaba, moriría con una muerte que iba más allá de la muerte, Jessamine echó a correr

<solo la muerte paga el precio de la vida>

Sentía el calor en su interior consumiendo todo a su paso, sentía dolor, el corazón le ardía dentro del pecho y al instante desapareció, convertido en cenizas, entonces empezó a llorar, nisiquiera sabía el porque, y cada lágrima que se deslizaba por sus mejillas se convertian el vapor, a lo largo de los muros que la rodeaban había fantasmas, ativados con vestimentas descoloridas de reyes, tenían en las manos espadas de fuego pálido, sus cabellos eran de plata y oro y sus fríos ojos de opalo, amatista, turmalina y jade

-más deprisa!-le gritaban-Más deprisa!, más deprisa!-seguía corriendo; sus pues derretían la piedra que tocaban-Más deprisa!-gritaron los fantasmas con una sola voz, y ella se lanzó hacia delante. Una cuchilla dorado, con el mango en forma de León dorado y ojos rojos le rajó la espalda, sintio que se le abría la piel, le llego el edor de la sangre arder y vio las sombras de las alas, y voló

< solo la muerte paga el precio de la vida>

Y de pronto, la piedra había desaparecido y volaba sobre el mar, cada ves a más altura, mirando la sombra de sus alas, podía ver su hogar, el desembarco del rey cada vez más cerca de ella campos verdes y grandes casas de piedra

<solo la muerte paga el precio de la vida>

Y después durante un largo rato, solo hubo dolor, fuego y susurros procedentes de las estrellas, el sabor de sangre  la desperto

-No-gimió-no, porfavor

-Jessamine-Pietro se acerco a ella con rapidez, la tienda estaba oscura, silenciosa, cerrada, pequeña, sin ninguno rastro de sillas, telas y muebles, Jessamine trato de levantarse pero Pietro lo evito-no, no quedate ahí

-no, quiero...-Jessamine necesita algo... A alguien... El que?, sabía que se trataba de algo importante, era lo único que importaba, pero le costaba mucho moverse-lo necesito...

-que amor, que es lo que quieres?-Jessamine jadeo mientras miraba los azulados ojos de su esposo

-mis huevos, quiero mis huevos de dragón 

-los huevos...-Pietro acario su cabello-te traire tus huevos, no te muevas-dijo antes de abandonar la tienda, Jessamine miro a su alrededor, estaba acostada en una pila de pieles, no era una cama, solo pieles, cuando Pietro entró a la tienda tenía consigo una bolsa de la cual saco un huevo, el más claro, el de las escamas color crema y dorado, Jessamine tomo el huevo entre sus manos abrazandolo como si fuera un bebé y sintió el calor de que procedía de su interior, pasó los dedos con suavidad por la superficie de la cáscara y sintió como en lo más profundo de la piedra algo se agitaba a modo de respuesta, pero no la asusto, ya no tenía miedo de nada, el miedo se había quemado

-donde estamos?-preguntó Jessamine mientras miraba asu esposo

-en algun lugar del desierto, acampamos hace unas horas, pero estamos a salvo

-quiero salir, no quiero estar aqui-Pietro asintió y tomó el huevo de dragon de sus brazos y lo puso nuevamente en la bolsa

-vamos, dejame ayudarte-Jessamine asintió antes que Pietro la ayudara a levantarse de las pieles, sus piernas parecían estar dormidas pero eso no evito que ella se levantara y empezara a caminar hacia la puerta de la tienda, a la penumbra de la tienda, el mundo exterior la cegó con su brillo, el sol ardía como si fuera oro fundido, y la tierra estaba reseca y estéril, vio las cenizas de una hoguera, unos cuantos caballos sueltos paseando con indolencia, buscando briznas de hierba, un grupito de niños se juntaron para mirarla, y más allá, las mujeres y esclavos se dedicaban a asar algun animal mientras los ancianos miraban el cielo con los ojos cansados, donde habían acamapado cuarenta mil personas, sólo quedaba viento y polvo

The One: Queen Dragon (Pietro Maximoff) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora