No le he dicho a papá que he postulado a la universidad de aquí. No he encontrado un buen momento y tampoco las mejores palabras para contarle algo de ese calibre. Me da un poco de miedo saber como va a reaccionar. No sé si va a estar de acuerdo y aquel sentimiento de incertidumbre es el que me ha hecho dudar cada vez que intento decírselo.
Además, papá ha estado muy extraño. Ha estado dos días aquí y las dos tardes estuvo fuera de la casa. Se va como a las tres de la tarde y vuelve como a las siete. Nunca se lleva a alguno de nosotros y no nos dice a donde va. Tampoco es como si se lo hubiera preguntado mucho. Estoy más preocupada de encontrar la manera de contarle a papá que me quiero cambiar de universidad.
-No solo tienes que decirle a tu papá- me recuerda Mia. Estamos sentadas cada una en nuestras camas después de almuerzo. Hace frío afuera y pareciera como si fuera a llover. No es un lindo día para disfrutar del lago o cabalgar- También tienes que decirle a Matty
-Lo sé, pero eso es menos urgente que decirle a mi papá.
-Yo diría que los dos tienen igual importancia. El tiempo corre, Lex. El final de las vacaciones cada vez está más cerca.
Ruedo los ojos porque odio que me recuerde eso. Tengo claro que el final se está acercando. Nadie más tiene eso más en mente que yo en esta casa, pero no me gusta pensar en eso. Es deprimente. Imagínense pensar en que tendrás que separarte de quien amas. ¡Obviamente es deprimente! Y justo ahora no quiero deprimirme. Con Matty dijimos que ibamos a disfrutar de los pocos días que nos quedan juntos, así que eso intento hacer. Aunque no me está saliendo muy bien ya que actúo como si no me importara el tiempo, pero en mi cabeza pareciera como si tuviera un cronómetro con cuenta regresiva.
Maldito tiempo que no deja de correr.
-No puedo creer que estás tan tranquila- le digo a Mia. Ella me mira con el ceño fruncido y ladea su cabeza hacia la izquierda- Tú y Asher tendrán que separarse también.
-Lo sé, pero no dejaré que eso arruine mi ánimo. Sabía que iba a pasar y confío en que las cosas con él funcionen aunque estemos a varios kilómetros de distancia.
-No conocía esta faceta optimista tuya, Mia- bromeo con mi amiga.
Normalmente yo soy la optimista. La que siempre creía que el amor era para siempre y esperaba a mi príncipe azul (Matty) con los brazos abiertos. Mia era la que decía que el amor era pasajero y que se producía por el deseo del ser humano de no querer estar solo en este mundo. Yo era la romántica y ella la realista. Siempre ha sido así, excepto estos últimos meses. Por eso me doy cuenta de que Mia de verdad quiere a Asher. Es el único con el que ha sacado el lado romántico digno de un libro de Nicholas Sparks.
Y yo... Bueno, yo soy la realista que solo piensa en que el mundo es una mierda porque no puedo estar con mi chico el tiempo que yo quiero.
Escuchamos que alguien toca la puerta y Mia y le grita que pase. Los ojos celestes y la gran altura de papá aparecen por el marco de la puerta. Que raro, son casi las cuatro de la tarde. Debería estar en uno de sus paseos largos y misteriosos.
-Mia, ¿me dejarías hablar con mi hija a sola un momento?- dice papá en dirección de Mia y ella, como la mejor amiga del mundo, me mira a mí como si estuviera buscando la respuesta que ella debería dar.
Asiento con la cabeza y ella se levanta de su cama y camina hacia la puerta. Supongo que irá a molestar a Matty o a Asher un rato. Incluso a los enanos. Mia nunca se aburre.
Miro a papá y el se sienta en mi cama justo frente a mí. Nuestros ojos celestes conectan y si tuviera una máquina del tiempo y volviera al pasado, estaría frente a frente con mi hermano menor.
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Noventa Días (SDLV #2)
Teen FictionAlexandra Lawrence y Mia Bell han sido mejores amigas toda la vida. No hay un recuerdo feliz en su mente en el que no estén juntas. Siempre se han apoyado y compartido secretos. Son inseparables, o más bien lo eran hasta el día de la graduación. Lex...