Quince de Febrero

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POV MADDIE.

Me despierto cuando siento que hay movimiento en la cama. Abro los ojos lentamente y me enredo en la sabana mientras me desperezo. Ayer fue un gran día para mi lindo esposo y para mí. 

Todo este viaje con él empezó hace casi veinte años. Cuando nos conocimos en ese bar y pasé una de las mejores noches de mi vida. Muchas veces dije que me arrepentía lo que pasó allí, pero con el pasar de los años le agradezco al destino por habernos puesto en ese mismo bar a la misma hora. Justo en el momento exacto. Incluso le agradezco a Peter por haberme engañado con Hannah y a ella por haber sido tan mala amiga para haber hecho eso. Gracias a ellos y a que los planetas se alinearon en mi favor tengo a Jace y a mis hijos a mi lado. 

No podría pedir más.

Fijo mi mirada en Jace quien es el responsable del movimiento en la cama. Justo ahora se está poniendo unos jeans, pero su torso sigue desnudo. Puede que hayan pasado veinte años, pero su cuerpo no está nada mal. Se cuida mucho. Dice que quiere llegar en buen estado físico para cuando sus hijos le den nietos y pueda jugar con ellos. 

-Jamás me cansaré de despertar con esta linda imagen- comento con voz soñolienta.

Llamo la atención de Jace quien me sonríe cuando me ve despierta. Se tira a la cama nuevamente y me da un beso en los labios de buenos días. 

-No quería despertarte, amor- comenta Jace- Iba a hacer el desayuno.

-Sabes que yo me encargo de eso

-Parecías tan cansada que preferí dejarte dormir- una sonrisa coqueta se forma en sus labios- y más si yo fui el causante de que estuvieras así de cansada. Te mantuve despierta hasta tarde anoche...

-¡Jace!- le digo un poco avergonzada.

Tomo mi almohada y lo golpeo en la cabeza ganándome una risa por parte de Jace. Sin mucho esfuerzo, él logra forcejear conmigo y hacer que quede debajo de su cuerpo. 

-Casi quince años de casados, tres hijos y aun te avergüenzas cuando hablo de nuestra vida sexual- dice Jace entre risas.

-Lo siento, amor...- digo un poco avergonzada de eso también.

Jace ríe y junta sus labios con los míos. Sus besos son suaves y tiernos como siempre. Así lo han sido desde el primer día y con el pasar de los años lo único que ha cambiado es los sentimientos que despiertan en mí, porque cada día son mayores y mayores. Amo a mi esposo y jamás dejaré de hacerlo. Estoy completamente segura de que él tampoco dejará de amarme.

-No lo sientas- dice cuando se separa de mí- Me gusta que sigas siendo mi pequeña rubia. Tierna e inocente, aunque anoche no parecías tan inocente...

-Te gusta hacerme sufrir, ¿verdad?

-Me encanta- bromea.

Nos damos otro pequeño beso en los labios antes de que él se levante y termine de vestirse. Sigo su ejemplo y también me visto. Ya es tarde y es hora de darle el desayuno a los chicos. Después de hacerlo me daré una ducha.

Los hijos siempre son primero que uno mismo.

-¿Sentiste a los chicos llegar anoche?- pregunto a Jace

-Ya te dije que estábamos un poco ocupados anoche, amor- vuelve a bromear y lo golpeo con cariño en el brazo- No, pero tranquila deben estar bien. Estaban con Asher.

-Confías mucho en Asher, ¿verdad?

-Lo dejo estar con mi bebé. Mi única niñita. ¿Tú crees que estaría vivo si no confiara en él?

Río y lo abrazo. Los recuerdos de ayer vienen a mi cabeza. El modo en que los chicos interactuan entre si es diferente. Puedo notarlo. La relación entre ellos ha cambiado, en todos ellos. Normalmente no me gustan los cambios, pero este si. Los chicos parecen más cercanos que nunca. Las amistades se fortalecen y algunos se convierten en romance. 

Noventa Días (SDLV #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora