XVI

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Como la tormenta y la lluvia,
Una no existía sin la otra,

Las estaciones no importaban,
conformaban el viento, personificado, libre
y con cada ráfaga en una dirección.

Que si la tormenta disipaba, era porque ese viento se la llevó lejos, a otro lugar;
a otra estación.

Pero ninguna tormenta termina,
Sólo escapa, para volver luego.

Te estaré observando desde el suelo, corazón,
en forma de charco,
el charco que un día dejamos
y que jamás volverá a evaporarse.

Siempre quise escribir en verso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora