La vida de adolescente no es fácil menos cuando no tienes amigos y te sientes solo.
Pero siempre hay algo que hará subir tu ánimo y te agarra sentir amado, tal vez una mascota.
Fui a su casa, me puse un traje, iba a pedirle que saliéramos, en una cita, quería que el me explicara todo lo que pasó, quería decirle que lo perdonaría y pedirle perdón por haber tardado tanto en darme cuenta.
Tome fuerzas para tocar su puerta, nadie abría, volví a tocar, nada.
"¿No estará en casa? ¿A donde habrá ido?"
Me quedé ahí esperando si volvía.
Y lo vi, iba a correr hacia el, iba a hacerlo, quería ir y tomar su mano.
Pero, eso ya lo estaba haciendo otro.
Me quebré, creí que jamás me olvidaría, Jimin tenía razón, sólo te ilusionan, te rompen, te... te hieren, te mienten.
"Debí imaginarlo"
Di media vuelta listo para irme, pero mis pies no respondían, mis lágrimas caían.
Cuando por fin iba a caminar...
"¡Jungkook!"
Su voz inmediatamente me detuvo, sigo siendo débil a él.
"¡Jungkook, eres tú! ¡Kookie!"
Escuche como corría hacia mi, me di la vuelta, lo iba a rechazar.
"Tae yo..."
Se abalanzó a mi, enredando sus piernas en mi cadera y sus brazos en mi cuello, beso mi mejilla y después mi cuello.
"Te amo" Esas palabras me hicieron llorar.
"Eso no es cierto, si me amarás, no te habrías olvidado de mí"
"¿Quien dice que lo hice?" Me miró y esos ojos preciosos me perdieron en su interior.
"Tu estabas con Hoseok y bueno, creí que..."
"¡Tu, estúpido Kim, acabas de salir del hospital, no puedes hacer eso!"