#Treinta-y-ocho

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Adam estaba sorprendido, dudaba de que ella fuera la amiga de su infancia.

-¿Qué tienes Ashley?- inquirió mientras trataba de caminar hacia adentro de la casa.

-Adam eras tú, como no me pude dar cuenta - lloriqueaba.

- ¿De que hablas?- estaba confundido.

- Yo soy la chica de la foto de tu cuarto - le mintió, Adam quedó mucho más confundido, pensó que sus lágrimas eran reales, tanto así que paso un pulgar por ellos, tratando de quitar la tristeza que reflejaba su rostro.

- Como creerte - suspiró, la chica tomo el portarretrato y se lo mostró.

- Soy yo, yo soy la niña de la foto - le mostró la misma foto que el tenía en su cuarto.

- Me estas mintiendo - agarró su cabeza desesperado, muy pronto empezó a creer en cada palabra que le decía Ashley.

- Ven, sientate- palmeo a su lado, invitándolo a sentarse con ella - no recuerdo porque te deje, pero pasaron muchos años ¿verdad?- Adam asintió levemente - te estoy diciendo la verdad, yo soy aquella niña, ¿acaso no me recuerdas? - se limpió aquellas lágrimas falsas que salían de sus ojos.

Adam quedó convencido con aquellas palabras, de un momento a otro empezó a desconfiar de Rose.

- Lo siento, no se me ha hecho posible recordarte- posó su mano en aquel rostro de la joven - Lo siento - y capturó sus labios, estaba besándola, y Ashley estaba disfrutándolo, Adam había caído en su plan.

- Adam tranquilo - habló entre besos - nos podrían ver Adam - se apartó. - Deberías ir a casa - acarició él dorso de su mano, Adam sólo asintió.

Adam había creído en aquellas mentiras, y pensó que Rose le había engañado.


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