#cincuenta

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Rose ya había salido de aquella casa, de algún modo le había servido soltar aquellos pensamientos y sentimientos.

Por otro lado Adam había escuchado cada pequeño detalle de lo que había dicho Rose, no sabía que hacer, dejarla ir o retenerla a su lado.

Marcus padre de Adam sabía que su hijo había escuchado cada palabra de lo que había dicho la chica, por un momento se le cruzó por la mente dejar ir a su pequeño para que esté con ella, su primer amor.

—¿Adam?— entró al cuarto sin previo aviso.

— ¿Debería retenerla?— preguntó de imprevisto, estaba hechado mirando su techo encontrándose con una pared muy blanca — no quiero ponerla contra la espada y la pared.

— Tú la quieres, ella te quiere, si aquel sentimiento es verdadero sabrán esperarse. — se sentó al lado de su hijo y luego tomó la misma posición que tenía él.

— Pero la voy a extrañar— suspiró, estaba demasiado triste, no la iba a ver por un buen tiempo y su corazón se comprimió  al recordar ese detalle.

— Ya dependerá de ti lo que pase mañana— volvió a sentarse  y revolvió el cabello de su hijo como si de un niño se tratara.

Su padre salió del cuarto y él aún no sabía que debía de hacer.

La noche transcurría y él trataba de conciliar el sueño pero no podía a cada instante se levantaba, tomó de su reloj y miró la hora.

4:30 am

No quería levantarse no tenía ánimos ni nada de ello por ello se tapa con la frazada y tratando de acurrucarse pudo conciliar el sueño.

Te Extrañé Tanto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora