Aveces las promesas no pueden cumplirse.

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Hola uwu, aquí la floja reportandose con un pequeño Oneshot para celebrar los +80 seguidores (yay los amo a todos).

Y pos preparen los pañuelos (?) Okno *nosirvepahacercosassad*
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Un día nevado y tranquilo cómo cualquiera se encontraban dos pequeños erizos sentados en el cesped de una alta montaña mirando el paisaje.

— Oye Shads —habló un pequeño erizo cobalto acabando con el tranquilo silencio del lugar.

— ¿Hmm? —miró de reojo al azulado.

— Tú... ¿crees en las promesas? —volteó a ver al azabache.

— ¿Porqué preguntas eso? —miró extrañado al oji-esmeralda.

— Sólo curiosidad —sonrió inocente.

— Si creo tonto —picó la nariz del contrario haciendo que este soltara una pequeña risita.

— ¿Qué te parece hacer una? —felíz el cobalto miro con ilusión a su amigo.

— ¿De qué? —preguntó mirando el brillo que tenían los ojos del ceruleo.

— ¡Estar siempre juntos! —soltó entusiasmado esperando la respuesta de su amigo.

El veteado suspiró pesadamente, ¿cómo decirle "NO" a esa tierna carita?

— Está bien —musitó derrotado, el cobalto chilló felíz y le tendió el dedo meñique.

— ¡Entonces es una promesa! —su rostro mantenía una sonrisa que apenas le cabía en la cara, el veteado se quedó mirando por unos momentos ese dedo.

— Promesa —entrelazó su meñique con el del contrario.

¡Estaremos siempre juntos!

Y así una joven e inocente promesa se hizo presente, uniendo a estos dos erizos en un fuerte lazo de amistad.

— Te quiero Shads.

— Yo también...infantil.

— ¡Oye!

— Hehehe...

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Estaban en la misma montaña acostados en el césped mirando las millones de nubes.

— Mira ésa —apuntó al cielo a una nube en específico.

— Parece un Chillidog —extendió sus brazos al cielo.

— Para ti todo te parece un Chillidog —habló con ironía el azabache.

— Es que tengo hambre —acarició su pancita, el veteado sólo suspiró con pesadez.

— Siempre tienes hambre —miró de reojo al azulado que "agonizaba".

El cobalto se levantó de un salto y le extendió la mano al erizo que aún se mantenía acostado.

— Ven te brindo algo —sonrió y movió su mano levemente— mamá me dió mi mesada~ —canturreó divertido sacándole una sonrisa al azabache.

El oji-carmín rió levemente y tomó la mano del cobalto para levantarse.

— Con tal de que sea algo dulce está bien para mí —comenzaron a caminar alejandose del lugar.

— ¿Y no quieres un Chillidog? —le miró de reojo.

— No —hizo una mueca— esas cosas son muy picantes —sacó su lengua.

— Hahah...niña —rió divertido obteniendo un ligero empujón del otro.

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