Tu voz no se escuchaba, no sentía tu cuerpo y tu mirada no existía.
Casas y apartamentos vacíos llenos en pensamientos, declaraciones de amor cuyo horizonte cambia noche tras noche; las horas son pocas y los meses escasos.
La vieja droga del corazón y el veneno del cerebro decidieron quedarse con tus cenizas esparcidas en mi memoria.
¿Por qué no hay gritos?, ¿por qué no hay lágrimas? Y ¿Por qué tu cabello nunca está perfecto?
No hay pureza en este sentimiento, solo son visiones.
Malditos sonidos, maldita rutina. Como quisiera que el sol del desierto iluminara el caluroso silencio; drástico pero necesario.
Maldito tiempo, siempre tratando de robarme lágrimas; maldita inocencia, siempre aniquilando todo a tu paso.
Ahora tu pureza se reduce a simples sueños inconclusos.
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Borges: Mujeres, poesía y Belleza
PoesíaRecuerdo como tu mano permanecía junto a la mía, sin tocarse, solo... Poemas
