Anonima

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Sentada, con tu ojos ciegos y tu boca muda.
Vamos, habla conmigo, mírame y dime tu nombre;
No me entierres en tu anonimato, no me entierres con tus labios rojos.

El cielo está llorando.  Tus hombros se mojan y tus mejillas lloran lágrimas ajenas.
Déjame cubrirte del sol y lluvia, solamente permíteme.
No me reduzcas a ilusiones, no.

Detente y voltea, me he cansado de hablar con tu silueta,
Déjame sentir el aroma de tu cabello,
Déjame poner punto y final, déjame sentir tus labios.

No te vayas, ¿cuándo te veré otra vez?
Dime tu nombre, dime algo,
Regálame una melodía de tu voz

Quédate sentada, quédate enfrente de mi,
Déjame verte.

Borges: Mujeres, poesía y BellezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora