Habitación del hotel de Becky
A la mañana siguiente los rayos de sol que entraban por la ventana despertaron a la irlandesa. Nada se había movido desde que cerró los ojos: seguía recostada sobre el pecho de Randy, sus piernas se cruzaban con las de él y un sentimiento de pereza y confort la retenían en la misma postura. Parpadeó un par de veces y levantó la cabeza, fijándose en el hombre al que había dejado entrar la noche anterior. Parecía inofensivo estando inconsciente... increíble cómo las apariencias engañan. Con cuidado, se separó de su cuerpo y se encaminó al baño. Debía vestirse pronto si quería llegar a la empresa. Raw la esperaba para grabar, y seguramente tendría que encontrarse con las caras de todas las desgraciadas que se la habían jugado. Por un instante esto la perturbó, pero enseguida sus pensamientos oscuros se disiparon al recordar lo verdaderamente importante. Se sentía extraña, pero relajada al mismo tiempo. Era como si haberse acostado con él no fuera del todo correcto, quizá por su confianza tambaleante esos últimos meses en todo lo que hacía. Decidió olvidarlo y meterse en la ducha.
Al dejar correr el agua y lavarse el pelo, oyó movimientos desde el otro lado. Las cortinas de la ducha se abrieron bruscamente, dejando expuesta de nuevo la desnudez de Becky y esta vez a todo color.
Becky: ¿Pero qué haces? ¿No estabas dormido?
No hubo respuesta. Los ojos de la Víbora la devoraban, como el degenerado que era, y no tardó en meterse en la ducha con ella. En menos de un segundo la acercó hacia él y la besó, dejándola prácticamente sin aliento. El cabello mojado le daba un aspecto demasiado tentador y Randy no quería privarse de volver a disfrutarla. Sus besos se trasladaron a la clavícula, a los hombros... al suave camino pectoral que distaba un seno de otro. Becky contuvo la respiración al sentir su lengua en los pezones, sujetándose más firmemente a la barra de la toalla.
Becky: Randy... conseguirás volverme loca.
Los tatuados brazos del luchador la elevaron de la tina, dejando sus caras a la misma altura y apretándola contra la pared. Trató de ir más despacio esta vez para no hacerle daño, pero al cabo de unos minutos el vaivén de sus caderas era aún más aniquilador que el de la noche anterior. Becky le besaba arduamente, aunque los movimientos despegaban muchas veces sus labios. Sentía la dureza de sus piernas entre las suyas, su mirada gélida reflejaba lo poco que le quedaba para llegar al clímax. Notaba su excitación por las embestidas violentas; su cuerpo se deshacía por completo, rendida y agotada por él, y terriblemente seducida. Se agarraba a su nuca, volviendo a besarle con más ahínco y atrayéndole con las piernas. Pero cuando oyó movimientos al otro lado de la puerta, lo separó de un empujón.
—¿DÓNDE ESTÁ MI QUERIDA IRLANDESA? ¿ESTÁ POR AQUÍ?
Un portazo quebrantó la paz de golpe. Justo cuando ambos acababan de echar el segundo polvo alguien había entrado y buscaba a Becky.
Randy: ¿Quién te llama? —preguntó él, siendo rápidamente chistado.
Becky: Creo que es Finn, reconozco su voz. ¡Pero calla! ¿Es que quieres que entre y nos vea así?
Randy: No estaría mal.
Becky: Ni hablar... ¿Finn, eres tú?
Finn: Oh, vaya. Te pillo en el baño, qué mala suerte.
Randy: Qué mentiroso. Ya habrá visto mis calzoncillos —susurró.
Finn: ¿Qué dices, Bec?
Randy: ¿Cómo ha entrado aquí?
Becky: Siempre dejo permiso en recepción para que él pueda entrar. ¡Nada, Finn! Enseguida salgo.
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Dolor
Fanfiction"Había algo en él, algo inmenso que la hacía notar esa misma oscuridad de la que se deshizo en la NXT. Randy siempre le había parecido un niñato alejado de su estilo y sus principios, y ahora que por primera vez tenía unas palabras con él la impresi...