Casa de Alberto y Paige
Charlotte cuidó de Becky durante toda la tarde y toda la noche. Llamaron a Triple H y fue Paige la que explicó la situación, tratando de ser clara y concisa: ella, Finn, Charlotte y Austin lograron hacer que la pelirroja pusiera finalmente una denuncia contra su propio marido. Las pruebas estaban claras, sobraban testigos y moratones. Becky estaba al borde de la depresión, y sumado a la pérdida del bebé y la lejanía de todos sus amigos la vida se le había hecho cuesta arriba. No podía pelear, no podía reír, no podía pensar ni tampoco dormir.
Charlotte: Ha perdido mucho peso... está delgadísima.
Paige: No quiere comer nada. No sabemos qué hacer.
Triple H: Randy recibirá una orden de alejamiento. Pero lo más probable es que cumpla alguna condena después de...
Paige: De estamparla contra el coche. Yo lo vi, todos lo vimos.
Triple H: ¿Becky se relaciona bien con vosotros?
Finn: Conmigo sí. Me ha estado contando varias cosas horribles... pero tiene que declararlas ella. Nunca pensé que Randy sería capaz de hacer la mitad de cosas que ha hecho.
Triple H: Probablemente acceda a tratarse con un psiquiatra. Su caso es grave.
Paige escuchó ruidos en la habitación y se separó del grupo, secundada por Charlotte.
Paige: Voy a ver cómo está, enseguida vuelvo.
Triple H negó con la cabeza.
Triple H: Viene un médico conmigo, tiene que revisarla bien. Generalmente estas mujeres suelen callar más de la mitad de lo que dicen —Paige hizo una mueca con los labios, no muy conforme.
Paige: No estoy segura de que sea buena idea desvestirla, aún se siente muy mal.
Triple H: Cuanto antes acabe con esto, será mejor.
Habitación de Paige
El médico entró, y seguidamente Balor se introdujo en la habitación. Para él Becky era como una hermana pequeña a la que proteger, y se sentía muy culpable por la situación a la que había llegado todo aquello. Cuando el especialista le levantó la sudadera, se evidenció más su cuerpo delgado. Sus brazos no parecían los mismos. Estaba más blanca. Un sendero de moratones adornaba los antebrazos, y también un hematoma morado tras la caída sobre el capó esa misma tarde. Por lo demás, Lynch no tenía más evidencias de maltrato físico. Finn tuvo que cerrar los ojos ante la vista de su cuerpo. Le dolía verla así, y más sin articular palabra alguna. Era como si hubiese desconectado del mundo. Cuando el doctor se fue el irlandés la vistió de nuevo, acariciándola en la mejilla.
Finn: ¿Te duele algo?
Becky: No... estoy bien. ¿Han ido a buscarle?
Finn: Sí, no te hará más daño. Le estarán haciendo algunas preguntas, pero todo el elenco de luchadores ha visto alguna escenita rara entre vosotros antes, y ninguno se ha negado a declarar a tu favor —Becky suspiró al oírle, se humedeció los labios— Tranquila, aquí estarás bien. No pienso separarme de ti.
Comisaría, a la mañana siguiente

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Dolor
Fanfiction"Había algo en él, algo inmenso que la hacía notar esa misma oscuridad de la que se deshizo en la NXT. Randy siempre le había parecido un niñato alejado de su estilo y sus principios, y ahora que por primera vez tenía unas palabras con él la impresi...