Arrepentimiento

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The New Day solicitó a Becky salir en uno de sus habituales vídeos de Youtube. Ya anteriormente habían tenido la ocasión de invitarla para jugar a Mortal Kombat y hacer un directo, pero había pasado ya mucho tiempo desde esa experiencia.

Randy: Hey, ¿qué estás haciendo?

Becky: Pintarme un poco... he quedado —Randy se cruzó de brazos, apoyándose en la columna y observándola de arriba abajo.

Randy: ¿Con las chicas? —preguntó. Notó que la embarazada tardaba algo más en responder que de costumbre y se impacientó.

Becky: No, con Austin. Quiere grabar un vídeo para Youtube, y me apetecía ir. Llevo meses sin salir de casa más de una hora, creo que me vendrá bien despejarme.

Randy: ¿Despejarte? ¿Estás incómoda aquí?

Becky abrió los labios con cierta impaciencia y tiró el maquillaje dentro del bolso.

Becky: No estoy incómoda, pero estoy siempre entre estas cuatro paredes. De vez en cuando me apetece salir, tú estás poco en casa.

Randy: Te entiendo, y puedes llamar a las chicas siempre que desees, otra cosa es que ninguna tenga tiempo para ti.

Becky: No, no, no se trata de eso. Están viajando constantemente, Austin tiene dos días libres. Le apetecía grabar y me llamó, es todo.

Randy: ¿Y cuánto rato piensas estar en casa de ese tío? —dijo mirando su reloj— porque yo tengo que irme ahora y no me siento seguro, dejándote con ese.

Becky: ¿Con "ese"?

Randy: Tú le conocerás de toda la vida, pero yo no. No me fío de...

Becky: ¿De que ligue conmigo? Sí, debo de atraerle mucho con esta barriga... por dios. Tardaré lo que tenga que tardar.

Randy: Mira, te iré a recoger sobre las ocho. Tiempo de sobra para grabar un vídeo de esos pelmazos que hace.

Becky volvió a morderse la lengua, sintiéndose mal por dentro. Siete meses sin discutir con Randy acababan de irse al garete nuevamente por el mismo motivo, los celos. Cuando Randy salió de la habitación ella notó una fuerte punzada en el vientre, y contuvo de quejarse en alto. Aquel último mes había estado más adolorida, pero el médico le dijo que era normal. Su hijo se movía bastante y raro era el día en que no le diera patadas una media de tres horas.

Salió en su coche y vio en el refilón una alta y corpulenta figura acercándose. Justo cuando iba a acelerar, una mano ruda la sujetó del antebrazo y Becky caló el coche del susto.

Randy: Te lo advierto, no quiero enterarme de que hacéis algo raro. No quiero ni que haya más gente extraña en su casa, ni que te subas a su coche ni nada por el estilo, ya que no puedes ponerte el cinturón. Pasaré a por ti más tarde.

Becky se frotó la frente, respirando hondo. Resultaba increíble lo que un embarazo avanzado provocaba en los sentimientos de una mujer, y con qué facilidad. Aunque él no se diera cuenta, a la pelirroja poco le faltaba para desprendérsele la primera lágrima. No le contestó. Volvió a encender el motor y desapareció del coche sin despedirse de él. Aquello era amargante para él.

Casa de Austin


Al llegar allí, los planes que habían concretado se tacharon de inmediato. A Austin se le había caído la cámara y no encendía. Becky sintió que había discutido con Randy por nada.

Austin: Mira, da igual... de todas formas iba a comprarme una mejor. ¿Por qué no aprovechamos y vamos a los grandes almacenes? Así le regalo algo a ese pequeño luchador.

DolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora