Reconciliación

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Hospital


Poco a poco, mucho más lento de lo que todos hubieran deseado, las noticias acerca del estado de Becky fueron mejorando. El tac reveló que la contusión había agrietado ligeramente el hueso parietal de su cabeza, no obstante, no fue suficiente para dificultar su caudal sanguíneo. La arteria que pasaba por esa zona notó la sacudida y eso le había provocado el desplome inmediato, pero afortunadamente despertó pasada la primera hora. Ahora solo necesitaba varios anestésicos para camuflar el dolor de la recuperación. Todos habían criticado el comportamiento de Randy; Vince ordenó que no se acercara al hospital hasta que se aclararan las cosas. Además, le cambió el hotel para que no coincidiera con el de ella. La prensa era alejada todos los días, estaba demasiado hambrienta dada la clara ausencia de la chica celta.


Hotel de Becky


Becky se había recuperado sin ningún otro inconveniente. Al cabo de tres días las náuseas desaparecieron, también las migrañas y el cansancio constante. Sólo había algo que no podía olvidar: el motivo por el que había estado allí. Cuando recuperó su teléfono solo vio infinidad de llamadas de Randy, al igual que mensajes o notas de audio pidiendo perdón. Paige la había ayudado esos días a instalarse en el nuevo hotel, a pesar de que la irlandesa no tenía confirmación aún para luchar. Vince no quería arriesgarse a que cualquier movimiento le provocara un derrame interno, y sabía que la joven tenía antecedentes malos con respecto a las lesiones craneales. Sin embargo, tenía la obligación de cubrir sus gastos médicos.

De repente, mientras jugaba a videojuegos en la más absorta soledad, y bien entrada la madrugada, sonó su puerta. Había pedido un par de pizzas para ella sola y eso era lo único que le apetecía hacer. Cuando abrió, sintió como si se le helaran las piernas.

Becky: R-Randy...

Randy: Por favor, no me cierres -dijo poniendo una mano rápidamente en el marco de la puerta.

Becky suspiró.

Becky: Después de cómo acabo todo, quiero dejarlo estar. Por favor.

Randy: Nadie quería decirme cómo estabas, ni si te habías recuperado bien. Están deseando que me pongas una denuncia. Vince no quiere echarme, pero a estas alturas si me pones una demanda estaré en la calle.

Becky: Si es eso lo que te preocupa puedes estar tranquilo. Sé que ese golpe no iba para mí, digan lo que digan los demás. Ellos no saben nada.

Randy: Ni saben cómo me he sentido estos días. Por favor, Becky -entró en la casa, pero se detuvo al ver el rápido alejamiento de la chica- no te haría daño adrede. Pero de haberte perdido, o impedido la posibilidad de que volvieras al ring, jamás me lo habría perdonado.

Becky: Esto es lo que ocurre cuando no te controlas. Estaría satisfecha si supiera con seguridad que esto te ha ayudado a recapacitar.

Randy: Sí, lo ha hecho... quiero que vuelvas conmigo -dijo, y se inclinó hacia sus labios. Becky distanció su cara, evadiéndole, y el luchador la agarró por la cintura con ganas. Nuevamente notaba la presión de sus manos, y su corazón se aceleró por el miedo.

Repartidor: Disculpen... traigo un pedido.

Randy giró la cabeza hacia el chaval con las pizzas. Lo observó de arriba abajo, con la desconfianza de un león al acecho. Antes de que ella pudiera decir nada, cogió las pizzas y miró a Becky, entregándoselas.

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