Capítulo 15

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–¿Por qué te interesa trabajar para nosotros?–lo miré por encima de mis gafas de sol, estaba nervioso, dándose golpecitos en las rodillas con las puntas de los dedos, sopesando su respuesta, como si yo fuera a degollarlo si no me agradaba

En cierto modo, así era.

–Verá, a mí...me gustaría ser un host y...tener dinero y ser popular con las chicas...–

Me reí escandalosamente al escuchar aquello.

–¿Sabes qué, pequeño?–me levanté de mi sillón de piel–Esa fue exactamente mi respuesta.–le tendí la mano–Ven conmigo, vamos a arreglarte. Empiezas esta noche.–

–¿Ah? ¿Tan pronto?–tomó mi mano para levantarse, estaba sudando como un pollo

–Solo es una prueba. Quiero ver si les gustas a las niñas. ¿Tsukasa, has dicho?–

–Sí...–

–Acompáñame.–caminamos a través del mar de mujeres y hombres atractivos complaciéndose mutuamente

Sí, sigue siendo un host club, no un burdel, tranquilos. Pero es que somos muy eficientes.

–¡Ryoga-sama~!–desataba gritos como ese por donde fuera que pasara, no me dejaba ver mucho por el club últimamente, la verdad, me pasaba el día ajetreado con asuntos administrativos y solo atendía a clientas muy importantes

Afortunadamente, la vieja ya ha muerto.

–Wou...–y mi pequeño pupilo estaba flipando, normal–Ryoga-sama es realmente popular...–

–Todo está en tu cabeza, cariño, y en las de ellas, encuentra que es lo que les gusta, y las tendrás a tus pies.–

–Entiendo...–abrimos una puerta

–¡Koichi!–el mencionado, con manos rápidas, se dedicaba a peinar y maquillar a todos nuestros efectivos–Mira, carne fresca.–

–Oh, genial.–lo sentó en la silla giratoria–Qué deberíamos hacer con él, tiene cara de shota.–

–¡¿De qué?!–el pequeño Tsukasa estaba asustado

–De niño bonito al que se quieren follar las chicas con complejo de frustrado de mamá.–lo susurré a milímetros de su oído, y se tensó tanto como si le hubiera agarrado la entrepierna, qué dulce–Tranquilo cariño, yo ya estoy pillado.–me aparté de él y se relajó, como cuando desinflas un globo de helio

–Bueno, que sí.–Koichi empezó a lanzar tijeretazos a diestro y siniestro, y temí que le cortara la oreja al pobre desgraciado–Qué guapo va a quedar~–

–¿Y el imbécil?–

–Haciendo el imbécil con la moto, un día se va a matar.–

–Bueno, pero ya lo disciplinarás tú luego, ¿no? Que desde que habéis cerrado la relación estáis muy tontos.–

–Calla.–

–Calla tú que yo mando.–

–Desde cuándo, muerdealmohadas.–

Tsukasa no podía creerse que alguien me hablara así, pero qué le vamos a hacer, Koichi tiene permiso porque ''es mi mamá''.

–No me quites autoridad delante del bebé. Venga, búscale un traje rapidito y me lo arreglas, que voy a por su manual.–

–¿Y a chupársela un ratito a tu no-novio?–

–Eso mismo, lo vas pillando.–salí de allí dejando al pobre niño a merced del pelirrosa y entré a mi despacho

Sí, mío, para mí. ¿Qué esperabais? Soy el puto amo.

–Buenas noches.–Tsuzuku, desde mi mesa, ¿he recalcado lo de que es mi mesa?

Mía.

–Apártate de mi mesa.–

–No me da la gana. ¿Qué quieres?–

–Tenemos un chico nuevo, quiero el manual.–me senté encima de él para poder trastear en los cajones

–No te sientes encima que...ya sabes lo que pasa.–

–No tengo tiempo para follar ahora.–

–¿Ya no tienes tiempo para mí?–pequeños besos en mi nuca

Sí, había conseguido tener los mimos de Tsuzuku a mi servicio. Bueno, era un servicio mutuo. Así de bueno soy encandilando gente. Qué queréis que os diga, cayó ante mis finos encantos.

–Ryoga, la bragueta.–me la subió–¿Ya has ido a calentar guarras?–

–No, a mear.–

A la mierda el encanto, ¿no?

–Qué basto eres.–

–Soy de pueblo, mi amor.–

–Recuerda que la semana que viene vamos a ver a las vacas.–

–No vamos a tener tiempo de ir a ver a los animales, sabes que solo nos vamos a quedar un día.–

–Hablaba de mi suegra.–

–¿Y por qué hablas en plural?–

–Porque igual viene tu hermana.–

–...–ni siquiera me molestaba, solo era estúpido

–Toma, tu librito.–me lo puso en el regazo

–Gracias señor.–intenté levantarme pero no me dejó–¡Aah!–me quejé

–Peaje.–

–¿Te la chupo?–

–Me vale con un beso.–me giró un poco la cabeza y nos besamos–Venga ve.–pero me volvió a besar

Sé que no quiere separarse de mí, en el fondo es como un perrito.

Y en cuestión de minutos me encontré a otro perrito asustado frente a mí; pequeño, ahogado por Tokio...y deposité el manual en su mano, como el misionero que deja la biblia sobre las manos de un indígena.

–¿Qué...qué es esto?–pero me preguntó como si le hubiera entregado las profecías del apocalipsis–¿Como...ser un buen host?–

–Exacto. Léelo. Te hará falta.–

–¿Lo escribió usted...?–me preguntó, como si mi nombre en letras doradas sobre la portada no fuera suficiente prueba de ello

''Ryoga, para qué lo encuadernas y te gastas dinero en dejarlo bonito si solo se lo vas a dar a tus empleados.'' Típica queja de Byou. Sí, también trabaja para mí ahora. Pues lo encuaderno porque queda bonito, porque me gusta y porque es mi dinero.

–Sí pequeño, sí.–

–Wou...–

Recibí una llamada.

–Disculpa, soy un hombre ocupado.–descolgué el teléfono–¿Sí?–

–¿Ryoga?–

–Kouki, ¿qué hay?–

–Voy a pasarme un rato por ahí.–

–¿Tú, viniendo a mi club? No me creo, ¿qué va a decir tu mujercita de abdominales turgentes?–

–¡No te metas con Ibuki!–

–Me meto si quiero.–

–¿Me atenderás personalmente~ ?–

–Por supuesto. Te recibiré en la puerta incluso. Ahora te veo.–le colgué–Venga patito, uno dos, no hay tiempo que perder.–

–Sí señor...–

Y una vez más, en noche cerrada, Tokio corrompe a un niño inocente, en el club de los dulces prínci...


Tonterías, la P es de penes. 


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