El comienzo

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-- Naru--

-- Ha... ¡Que hambre tengo!-- Se quejó aquel chico mientras caminaba en dirección a su casa. La niña que intentó hablarle hace un momento dio un paso atrás y se encogió de hombros por la pena y la vergüenza que la caracterizaban.

Con su rostro aún sonrojado se fue en dirección contraria mirando al suelo.

No muy lejos de allí un niño de ojos tan oscuros como la noche y piel tan blanca como la nieve, de su misma edad observó esa escena quedando confundido por como actuó el chico -¿Acaso no escuchó a la niña que lo nombró?- No entendió, pero no le dio muchas vueltas, así que también se fue.

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Apenas llegó a su casa comió ramen instantáneo y se dispuso a salir.

-- ¡No me dejaré vencer por ese tal Sasuke!-- Exclamó antes de salir, no sin antes ponerse sus gafas y cerrar con llave.

Mientras caminaba no pudo evitar sentirse triste, ya que, vio una familia comprándole un juguete a su hijo. Él podría comprarlo también, pero se negarían como hacen siempre diciéndole "Monstruo", "Bestia", entre otras cosas.

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El ojinegro no sabía en que podía entrenar, era muy bueno en todo, así que no se le ocurrió nada mejor que practicar el lanzamiento de kunais y shurikens. Como siempre, en sus primeros intentos, dio en el blanco.

Se aburrió y comenzó a practicar su Taijutsu dando patadas, golpes y cortadas a un árbol para ver que tan arriba llegaba.

Se detuvo al escuchar los sollozos de una niña. Era la niña de esa mañana, sólo que tenía puesta ropa de entrenamiento. - Se debe de haber lastimado- pensó.

-- Dis--

-- ¡Bushin no Jutsu!-- Se escuchó a lo lejos.

El chico asustado se escondió tras el árbol en el que estaba entrenando, mientras que la niña levantó su mirada.

Éste se asomó para ver si había sido descubierto, pero no, a cambio vio la belleza de la niña mucho más que antes.
Sus ojos eran tan claros que parecían perlas, al igual que sus lágrimas a la luz del atardecer. Su cabello era corto pero bien cuidado, de un color azulado. Su tez era blanca, y en consecuencia a eso, sus mejillas eran coloradas.

Una suave pero cálida brisa sopló haciendo que la niña cerrara los ojos y su cabello se moviera con él. Para aquel chico, eso fue hermoso.

Rojo por lo que acababa de contemplar se volvió a esconder haciéndose bolita tratando de calmarse.

La niña por su parte fue a donde se escuchó esa voz. Se sorprendió al darse cuenta que era el rubio que le gustaba. Sonrojada se acercó lo suficiente para verlo y que él no se diera cuenta.

Su cabello rubio y su piel morena, a la luz del atardecer hacían que su pecho se oprimiera y su rostro tomara un tono algo rojizo.

-- ¡Bushin no Jutsu!-- Seguía repitiendo una y otra vez, cada tanto secándose el sudor con la manga izquierda. No pudo dejar de observarlo, admiraba como, a pesar de que no le saliera la técnica, se esforzaba por intentarla. A ella, el rubio le parecía alguien genial.

El ojinegro al percatarse que la niña no estaba se preocupó, pero se tranquilizó al verla detrás de un árbol que estaba cerca.

Se quedó allí, observándola por detrás sin que esta se diera cuenta, pero al ver que no se movía de allí se movió a un lado para ver que es lo que observaba. Una mezcla entre confusión y enojo se formó en él.

- ¿Por qué lo observa? ¿No fue quien la ignoró esta mañana?- El chico no entendía pero lo hizo al ver el rostro de la niña. Sus mejillas tenían un tono más carmesí que antes y entre cerraba sus ojos, ya que, el sol se ocultaba frente a ellos. Entendió que a la niña le atraía el rubio. - Pero si perdió contra mi en el lanzamiento de kunais hoy ¿Por qué está tan interesada en él?-

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El Uzumaki se levantó de la cama, desayunó ramen instantáneo, se vistió y colocó sus gafas.

--¡Bien! Hora de ir a la academia-- Se dijo a sí mismo.

Sin más decir eso salió de su casa y fue corriendo. Nunca era puntual y no obedecía a su sensei, pero aún así le gustaba ir a la academia, porque estaba la pelirosa que tanto le gustaba.

Cuando estaba llegando vio como un hombre con una banda en la cabeza con la placa ninja de Konoha dejaba a una niña en la entrada. Éste al verlo a la distancia se agachó a la altura de la niña y le susurro algo, y luego le sonrió, ésta no hizo más que asentir y bajar la mirada. El hombre se paró le acarició la cabeza y se fue.

La niña lo saludó con la mano y entró a la academia. El rubio no sabia quien era, nunca la había visto, pero pensó que era alguien importante.

Entró a su salón correspondiente y se sorprendió al ver que los únicos que estaban eran la niña, un chico durmiendo y...
- ¡Sasuke!- Al verlo fue directo donde estaba sentado.

-- ¿Qué quieres idiota?-- Dijo antes de que el rubio hablara.

-- ¡Yo soy Naruto-dattebayo! ¡Y te reto!-- Le dijo apuntándolo con su dedo índice.

-- No será de lanzamiento de kunais ¿O si?-- Supuso abriendo un ojo para mirarlo. Estaba en su característica pose de entrelazar los dedos debajo de su barbilla con los ojos cerrados.
-- De todas formas te venceré-- Respondió volviendo a cerrar su ojo.

-- Después de clases, en el patio de la academia-dattebayo--

-- Qué molestos son, es de mañana-- Se quejó el chico que estaba durmiendo.

-- Lo siento Shikamaru, es éste idiota--

-- ¡Oye Sasuke!--

-- Está bien, pero dejen de gritar-- Respondió volviendo a recostarse.

La peliazul, que lo observó todo, no pudo evitar soltar una pequeña risita por tal escena cómica. Aún así sabía que Sasuke tenía razón, al rubio le faltaba entrenamiento.









Pues hasta aquí el primer capítulo, me gustaría que comenten que les pareció.

Pd: Es mi primera vez haciendo un fanfic de Naruto y si lo apoyan sería muy feliz.

"Mis Preciados Amigos..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora