Un día cómo cualquiera

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Apenas sonó la alarma la apagó.

Aún sentada, con los ojos apenas abiertos, se dispuso a levantarse de su cama. Se detuvo por el dolor increíble que a sentía en su abdomen. Cuando logró pararse comenzó a sentir un dolor similar en piernas y pies. Como pudo avanzó hasta encontrar el interruptor de la luz en la pared.

Ya cambiada y despierta, empezó a buscar los materiales para preparar tres pequeños almuerzos. El motivo de estos era lo que su pequeña hermana le había pedido el día anterior. Respectivamente, iba a preparar uno para la pequeña castaña, otro para su primo, y el tercero iba a ser para ella.

Aunque se había levantado temprano en la madrugada, terminó los almuerzos cuando había empezado a verse la claridad del sol en el cielo. Decidió acostarse por lo menos un rato antes de que alguien vaya a su habitación a despertarla.

Sé acostó sin cambiarse para ver la hora que marcaba el reloj.
-Siete y cinco pasadas- leyó y se tapó con las sábanas.

Pasaron unos minutos cuando su hermana llegó corriendo y se tiró encima de ella.

-- Hinata-neechan, buenos días-- dijo en voz baja la pequeña cuando su hermana se dió la vuelta con un gesto de dolor.

-- Buenos días Hanabi-- Se sentó y comenzó a acariciar la cabeza de su hermana.

-- Es hora de entrenar-- Neji estaba parado a un lado de ellas con una taza de té para la peli-azul. Hinata lo miró para después pasar su vista al reloj.
-Siete y veinte pasadas- En ese momento parecía que su alma salía de su cuerpo.

-- Vamos neesan-- La pequeña castaña estaba sentada en el borde de la cama de la peli-azul.

-- En un momento iré-- Les sonrió a ambos y tomó el té de las manos de su primo. Los castaños salieron dirigiéndose al cuarto de entrenamiento. Hanabi iba emocionada saltando delante del mayor.
Hinata, después de dejar la taza vacía en su escritorio, golpeó su rostro para despertarse, se cambió a su ropa de entrenamiento y salió detrás de ellos.

Hiashi ya estaba en su almohada respectiva esperando a los tres menores.

-- Padre, quiero entrenar con neesan-- La pequeña niña había ido corriendo a las piernas de su padre. Éste le sonrió para después mirar a su primogénita, entrando a la habitación, con una expresión totalmente seria. Asintió para después indicarles a los tres menores que calentaran, hicieran los sellos de rutina, y entrenaran un poco posiciones por su cuenta. Una vez hecho indicó a la hermanas que se posicionaran.

-- Empiecen--

Ambas niñas activaron el byakugan. Hanabi corrió hacia su hermana que atinó a tiempo a cubrirse e intentó conectarle varios golpes sin éxito. La peli-azul, cansada y dolorida por el día anterior, rodó hacia el lado contrario intentando sorprender a la menor por la espalda.
Su padre se emocionó un poco al ver que el golpe de Hinata fue efectivo y tumbó a su segunda hija.
La castaña, en el suelo, intentó hacer caer a la mayor pateando sus pies, pero ésta saltó a último momento.
Tanto Neji como Hiashi estaban sorprendidos por los movimientos de la peli-azul, su hermana la había vencido por completo las últimas veces que se habían enfrentado sin siquiera poder defenderse.
Hinata, sin esperar a que su hermana se llegara a parar, comenzó a tirar varios golpes y patadas intentando desequilibrarla. La pequeña vió una salida al costado de la mayor y la golpeó. Intentó que su dolor no la parara, pero ya era tarde, sus movimientos comenzaron a realentizase y su byakugan se desactivó. La castaña, aprovechando la oportunidad, comenzó a llenarla de golpes en el abdomen. Se agachó, ya no podía más del dolor. Volvió a activar el byakugan, e intentó volver a tumbar a la pequeña tirando golpes a sin resultado. Para que ya no se pudiera defender, Hanabi dió un golpe al pecho de la mayor que cayó boca arriba. Inmediatamente para impedir que siquiera pudiera pararse se puso encima con un puño hacia arriba en dirección a su cara.

"Mis Preciados Amigos..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora