Capituló 2. The Ilusionista. Parte 1.

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11.00 am. Paris, Colegio Françoise Dupont, Francia. Viernes 8 de Julio.

«Y es en este momento que quisiera que un akuma atacara», suspiro el chico de cabellera rojiza, que leía una y otra vez la misma pregunta en aquella hoja, el miro a todos lados discretamente viendo a sus compañeros que estaban en las mismas. Bueno a decir verdad algunos contestaban con una sonrisa por saber todo lo cuestionado en la hoja. Pero la mayoría, incluido el, maldiciendo el día en el que a la profesora de ciencias se le había ocurrido su famoso examen sorpresa.

«Es más facial saber la identidad de LadyBug y Chat Noir, que resolver este examen. A ver Nathanaël, céntrate, no debe de ser más difícil que luchar con ese akuma de hace 2 semanas. Veamos el balance, ese día falte, numeró de oxidación, ese día estaba viendo a Marinette, numero de valencia, ese día estuve dibujando. ¡Hay Dios!, ¿Para qué me va a servir esto en lo que yo quiero estudiar? Bueno ya, concéntrate Nath, debe de haber una fácil... A mira cambios físicos y químicos.» Nathanaël no se había dado cuenta de las caras que hacia al pensar todo esto, haciendo que su kwami que estaba en su mochila lo mirara con decepción.

«¡Hay este tomate!,¡Dios Ilumínalo por favor!, ¡Te apuesto que no ha pasado de resolver que día es hoy y poner su nombre completo!, ¡Tan solo hay que ver sus caras que hace! ¡Apuesto que Plagg y Tikki no tienen que pasar por esto!.» Se quejaba el kwami anaranjado dentro de la mochila mientras comía una manzana. Sin saber claramente que Tikki pasaba la misma situación.

La kwami rojiza se encontraba nerviosa por su portadora la cual no había estudiado claramente nada.

Mientras Plagg... bueno el, estaba bien comiendo queso despreocupado, dentro de la mochila de su portador el cual resolvía el examen con tanta confianza y facilidad.

«Vamos, Nath, ¡Tú puedes!, ¡Has que los químicos se enorgullezcan de ti!, ¡Si, tu puedes!.» Se decía a si mismo Nathanaël que parecía hacer efecto ya que había contestado medio examen, claro con teorías que él había inventado y suposiciones basándose en lo que había oído decir a la profesora.

«¡Gracias Dios!, ¡Lo has iluminado!.» Agradecía el kwami del zorro.

«¡Lo estoy logrando!, ¡Sí!, ¡Ya me vi graduado!, ¡Y...» El pensamiento de Nathanaël fue interrumpido por una explosión que se había llevado a calles de la escuela. «¡Diablos!» Nathanaël soltó el lápiz maldiciendo y a la vez dando gracias a tan bendita explosión.

-¡Chicos, dejen el examen, lo aremos la próxima semana el lunes, todos a sus casas!- Dijo la profesora decepcionada y alterada.

Los chicos tomaron sus cosas y salieron del salón a excepción de nuestros tres héroes, los cuales se adentraban más a la escuela corriendo, Marinette y Adrien a los baños y Nathanaël al ver a Adrien corriendo al baño se le hizo extraño, pero no lo cuestiono demasiado, y se echó a correr a la biblioteca.

Nathanaël llego a una parte de la biblioteca donde nadie llegaba y abrió su mochila para que su kwami saliese, la criatura estaba flotando y riéndose a carcajadas de su portador.

-¿De qué te ríes zorro?- se quejó Nathanaël mientras trataba de ocultar que también le daba risa su suerte.

-De nada tomate-

Ellos dos en las 2 semanas que se habían conocido, ya se llevaban tan bien que parecían hermanos, el hermano que Nathanaël nunca había tenido.

-Bueno basta de bromas, ¡Sad, Transfórmame!- Grito esto último algo bajo y el pelirrojo fue envuelto en una luz naranja y su kwami fuera extraído por el collar en forma de cola de zorro que antes era negro, ahora se volvía de color naranja con detalles blancos.

El Intruso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora