Capituló 8. Locura desenfrenada.

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Nathanaël:

Suspiro intranquilo, me miro en el espejo y miro que tengo la cara llena de sangre, sangre que no es mía, me recargo en el lavabo, empiezo a temblar nervioso, abro la llave del agua caliente; el vapor en empieza a llegar a mi cara, cierro los ojos.

Cuando los abro, veo en el reflejo del espejo que mis ojos han cambiado de color. Ahora eran de un rojo carmesí, parpadee creyendo que era un juego de mi mente pero no cambiaban de color.

Pose mi mano en el espejo, y sonreí plácidamente. Ya no era el mismo y nunca más lo seria, nunca más obedecería órdenes, yo daría las órdenes, ya nunca más seria yo el intruso, puesto que ahora Adrien Agreste ya no estorbaría... nunca más.

Y todo gracias a que toque aquel silbato de oro...

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10.00 am. Paris, Colegio Françoise Dupont, Francia. Jueves 23 de Julio.

Ese día aquel chico de cabellos rojos se encontraba recargado en el barandal del segundo piso; él se encontraba aparentemente platicando con una chica de cabello castaño largo.

Aquella castaña se encontraba hablando creyendo que el chico estaba escuchándola, más sin embargo él estaba completamente sumergido en sus pensamientos.

-Oye Nath...

Pasaban los segundos y el chico no contestaba.

-¡Nathanaël!...

La chica castaña seguía sin conseguir alguna respuesta.

-Las estrellas fugases vendrán otra vez y con ellas la promesa de aquella noche, la cual ella olvido, tal vez también fue culpa mía por alejarme, pero... no me merecía aquello...- Dijo el pelirrojo sin dejar de mirar un punto fijo en el patio.

-Nath... no te pongas así, ya hablamos de ello, no estás solo me tienes a mí, ella... ella encontró el amor deberías estar feliz por ella ¿No lo crees?, si tanto la amas, lo que a ella la haga feliz a ti también, deberías abrir los ojos y mirar que hay personas que te aman como tu amas a Marinette...- Lila sonrojada después de decirle todo esto a su mejor amigo lo tomo de la mano.

-Mejor cállate Lila, tú no sabes nada, nadie sabe lo que yo siento...- Respondió el chico algo irritado y se zafó del agarre de la chica. -¿Hay más personas que me aman?, no me hagas reír, ¿Quién diablos quisiera estar al lado de un perdedor como yo?, además, ¿Cómo me aria feliz que ella este allí con él?, ¿Quieres que habrá los ojos?, está bien los abriré pero ni aun así me fijaría en alguien como tú...- El chico miro a la chica, la cual tenía una infinita tristeza en su cara y los ojos muy abiertos.

-Tú te mereces alguien mejor que yo Lila... tal vez solo sientes una simple atracción por mí por ser el único que te habla en toda esta maldita escuela... me tengo que ir.- Y sin más el chico abandono a la chica.

Nathanaël bajo las escaleras, sin dejar de mirar el punto del patio que estaba mirando y en ese punto se encontraban Marinette y Adrien, los cuales estaban fuertemente abrazados, hasta que él se fue de su lado sin antes plantarle un beso en los labios a su amada.

El chico de cabellos rojos se acomodó a un lado del barandal de la escalera para esperar a Marinette. La chica camino hacía las escaleras donde se encontraba aquel chico, puesto que ella se disponía a entrar a su salón de clases, pero el pelirrojo la detuvo.

-Marinette...- Dijo el chico llamando la atención de la chica.

-Ah... Hola Nath, ¿Qué sucede?, te vez cansado...- Dijo la chica con una sonrisa.

El Intruso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora