Capítulo 3

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Poner de despertador tu canción favorita no es buena idea

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Poner de despertador tu canción favorita no es buena idea. Something de Britney spears era desde el mes pasado mi canción favorita y ahora si la escucho siento que me taladra los oídos.

Ayer me pase toda la clase dibujando el rostro de mi vecino, resultado, creo que es arte abstracto.

Después de 10 minutos de mi ducha express. Tenía puesto ya mi uniforme, me hice una coleta.

— Hola, vecino —me sonroje al pronunciar esas palabras

— Hola vecino ¿tiene azúcar?

No, creo que es una pregunta tonta. Es que se expresa tan natural en las películas y los libros

—  Hola vecino ¿qué tal la mudanza?, lindo traje

Me sonroje y escuche unas risas a mis espalda. Satán había aparecido o lo que la sociedad llama hermana, estaba reclinada en el marco de la puerta

— Fea, ¿qué haces?

El engendro de mi hermana mayor, Lucía perfecta a pesar de que se había levantado. Su melena rubia, sus ojos cafés burlesco. ¿Por qué Dios no era justo?, ella era alta delgada y bonita, en cambio yo era bajita, tenía miopía por lo que tenía que ponerme unos molesto anteojos y encima estaba algo rellenita y me cabello es castaño oscuro. Si lo único bonito que tengo son mis ojos verdes que no se podían apreciar gracias a mis redondos anteojos.

—¿Qué haces aquí?, ¿no se supone que debes estar dormida?

— Fea, era patética, practicar frente al espejo sólo para hablar con el vecino

—Es que tu no las visto

Suspire, tratando de recordarlo mi vecino me robo el aliento desde el primer momento que piso el edificio

—si te tiene babeando como boba, no debe estar mal — dijo con una sonrisa pícara

—¡Oh no!, yo lo vi primero

—¿Y ?, ¿crees que te va hacer caso viéndome a mi?

Intente alcanzarla, me iba abalanzar hacia ella. ¡El es mío!, aunque él no supiera.

Ella cerro la puerta antes, mi pobre nariz sufrió el impacto.

—¡oye!, ¿a que viniste a mi habitación?

Logre gritarle, ella freno antes de entrar a su habitación.

—Mama salió, así que no te hará desayuno. Me dijo que te avisará no lo iba hacer, pero al pasar por tu cuarto te escuche hablar, creí que al fin tendría algo interesante con que chantajearte

—¿De que hablas ?

—creí que un vecino estaba en tu cuarto, lo que no esperaba ver — ensanchó más su sonrisa —era una escena patética donde tratabas de imaginar una plática con él

—No tenías que ser tan cruel

—Dejaría de ser tu hermana si no lo fuera — me saco la lengua y entró a su habitación

Observe mi reloj las 6:20, esta mas temprano que ayer me atraganto con cereal y leche y después espero encontrármelo en el ascensor.

No se como lo hice, en dos minutos me trague el cereal y la leche, ni siquiera me di cuenta que tenía un bigote de leche.

Espere afuera de mi apartamento. Revise mi reloj por quinta vez, eran las 6:40 y si no me iba me iban a cerrar el portón del instituto en la cara.

Con resignación toque el botón del ascensor. Justo cuando creí que hoy era un mal día escuche a lo lejos un

—¡Espera!

Mi corazón latía con fuerza, de pronto las paredes del ascensor las sentía más estrechas, la sangre no bombeaba bien mi corazón, me hacia falta oxígeno, las manos me sudaban. Cuando el hombre del "espera" apareció, bien podía vomitar mi cereal con leche.

Era el señor Marshall mi viejo vecino calvo, y no mi sexi vecino que bien puede ser portada de revista.

Me saludo con un típico

— Buenos días, penny

— Buenos días, señor marshall

Y esa fue toda nuestra conversación, grite un ¡aleluya! Interno cuando la puerta del ascensor se abrió.

Definitivamente hoy no era un buen día, no tuve mi dosis de vecino sexi.

Planeaba levantarme más temprano todos los días, lo esperaría desde las 6, no me importa si me tachan de acosadora, juró que es amor a primera vista. En mi mente mi futuro esposo y yo, estaremos cerca de una chimenea tomando chocolate caliente, mientras le contamos a nuestros cuatro hijos como nos conocimos en el ascensor.

Ahora solo tengo un problema, no entablado conversación con él, me cuesta hasta decir un ¡hola!, cuatro letras que al estar frente a él me roban el aliento.

¡Corran espaguetis, que llegamos tarde!. Si le hablaba a mis piernas.

Tan solo dí, ¡hola!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora