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Los tenues rayos de luz se colaron entre las cortinas de Luke, anunciándole que ya había amanecido, y que aún se encontraba escribiendo desesperadamente.

Apenas Michael lo dejó en su casa, el rubio se dirigió a su estudio y comenzó a escribir un pequeño relato llamado «Luces Blancas», el cual se le había ocurrido hace mucho tiempo, pero nunca había podido darle forma, hasta aquel momento.

Se sentía totalmente agradecido con el mundo, feliz de por lo menos haber escrito una hoja sin haber llorado o entrado en crisis. Aún no estaba listo, pero, por primera vez, Luke sintió que tal vez lo lograría. Tal vez aquella ocasión su mente no lo traicionaría y podría publicar algo.

Luke entrecerro sus ojos al sentir la luz chocar contra ellos y gruñó, deseando tener algún tipo de control remoto que le permitiera cerrar completamente la ventana para impedir que toda luz ingresara. Se sentía más cómodo en la oscuridad, iluminado solamente por su laptop y, pocas veces, su celular. Aquella costumbre la llevaba desde su adolescencia, ganándose varios regaños de su madre, pero a Luke no le importaba. La oscuridad y él eran buenos amigos.

Mientras escribía la primera oración de la segunda hoja, su celular sonó. Extrañamente era un mensaje, no una llamada como él acostumbraba. Algo confundido, Luke estiró su brazo y tomó el aparato, desbloqueandolo rápidamente y viendo de quién se trataba.

-Oh, no- murmuró al abrirlo.

Hola, Luke. ¿Cómo te encuentras? Lamento lo de ayer, no pensé que te afectaría tanto.

Michael.

-Por lo menos pidió disculpas- se dijo Luke-. ¿Será real o es una broma?

Luke no podía evitar su lado inseguro, el lado que no le permitía creer ningún cumplido, disculpa, comentario, lo que sea. Siempre había estado presente en él, y posiblemente nunca desaparecería.

Algo dudoso, comenzó a redactar una respuesta.

Buen día, Michael. Estoy bien, gracias por preguntar.
En cuanto a lo sucedido ayer, preferiría no volver a recordarlo, acepto tus disculpas.

Saludos.

El ojiazul soltó un suspiro de alivio, pensando que allí mismo había terminado la conversación, pero al ver un nuevo mensaje de Michael notó que no se acabaría fácil.

Realmente estoy arrepentido, dejame recompensartelo.

Dejarme solo sería una gran recompensa.

Luke no quiso sonar tan duro, pero aquello era lo que quería en verdad. Si Michael dejaba de hablarle, Luke podría olvidar lo sucedido en, tal vez, un año.

Vaaaaammoooosss, debe haber algo más que pueda hacer.

Luke sonrió ante la actitud infantil del hombre.

Cuando lo sepa, te lo comunicaré.

Eso espero.

Y finalmente la conversación se dio por terminada, permitiéndole a Luke volver a concentrarse en su escrito.

Escribió unas palabras más y se encontró con aquel bloqueo al que tanto le temía. Se había quedado a mitad de un párrafo y no sabía cómo continuar. El sueño y su estómago vacío no colaboraban con la causa, así que Luke se encontraba completamente en blanco, con hambre y muy nervioso.

-Vamos, Luke, tu puedes- suspiró-. No, no puedo.

Y con esas palabras guardó su documento de World y se lo quedó observando hasta que, sin darse cuenta, se quedó dormido contra el respaldar de su silla.

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happy monday.

the writer who can't write; mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora