9

871 198 93
                                    

Un ronquido.

Dos toques en la puerta.

Otro ronquido.

El timbre.

Luke despierto.

Una combinación de timbrazos y toques.

Y esa sería la secuencia narrativa que describiría cómo fue el inicio de un día de mierda en la vida de Luke.

El rubio despertó al notar que alguien parecía querer entrar desesperadamente a su casa así que, pensando que se trataba de una emergencia, se vistió a toda velocidad y corrió a abrir la puerta. Pero lo que se encontró del otro lado no lucia cómo algo que ameritara su despertar.

Dallas Trew estaba allí, luciendo un traje negro y una sonrisa demasiado grande para el gusto de Luke.

El rubio no sabía qué hacer, puesto que se encontraba en pijama, con la cara demacrada y oliendo un poco mal. Había olvidado que aquel día Dallas vendría a Sidney, y aquella fue la peor forma de recordarlo. Su primera regla en la vida era no lucir mal frente a él, y en aquellos momentos la estaba incumpliendo.

-Luke, tanto tiempo. ¿Cómo has estado?- preguntó Dallas mientras miraba a Luke de arriba a abajo.

-Bien, espera- respondió el rubio rápidamente, para luego proceder a cerrarle la puerta en la cara a Dallas y correr a cambiarse.

Cuando volvió, abrió de nuevo- Ahora sí, disculpa, estaba durmiendo- murmuró, intentando hacer entrar al hombre en cargo de consciencia por haber molestado. Sin embargo, Dallas no se inmutó.

-¿Puedo pasar o estás ocupado?- cuestionó curiosamente mientras miraba sobre el hombro de Luke.

«Malditamente ocupado evitando tu presencia» quiso responder el rubio, pero sabía que no podía permitirse tratarlo demasiado mal, puesto que cualquier comentario negativo de Dallas significaría otro punto en contra de su carrera como escritor.

-No, no. Estoy libre. Pasa- respondió mientras se movía hacia un lado y le permitía el paso a Dallas.

Luke agradecía internamente no utilizar mucho la zona de su comedor y entrada, ya que si realmente lo hiciera, estarían hecho un completo desastre de papeles y manchas. Sin embargo su problema se encontraba en la sala, la cual posiblemente se encontraría algo revuelta. Debía encontrar el momento adecuado para ir a arreglarla un poco.

-¿Quieres algo de beber?- preguntó el ojiazul mientras dirigía a su «invitado de lujo» a la cocina.

-Me gustaría un café, gracias.

Luke hizo una media sonrisa y asintió, dirigiéndose inmediatamente a su cafetera y comenzando a preparar un intento de café, puesto que realmente nunca había aprendido a usar el aparato en su totalidad. Dallas permanecía parado a unos pasos de él, con su cabello pelirrojo perfectamente peinado y sus ojos miel mirando cada uno de sus movimientos, lo cual ponía a Luke con los nervios de punta.

-Y... ¿Cómo vas con la escritura?- Luke nunca había sido bueno en las conversaciones, pero aquella vez debía hacer un esfuerzo. Sabía que con aquella pregunta se condenaría a si mismo, pero no tenía otra idea.

-Fenomenal...

-Fenomenal- volvió a repetir Luke en un tono extremadamente bajo y con demasiado sarcasmo en él.

-Disculpa, ¿dijiste algo?

-¿Qué? No, te estaba escuchando.

-Oh, bueno, como te decía, me va fenomenal. Tengo un libro listo para ser publicado, y otro a medio terminar. Estoy en mi años de oro.

the writer who can't write; mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora