Esa noche después de cenar mi papá salió a pintar. En el frio de la noche, debajo del fulgor de la luz del pórtico, salió a ponerle los detalles finales a un amanecer en el que había estado trabajando. Tomé mi chaqueta y salí a sentarme a lado de él, silenciosa como un ratón.
Después de unos minutos, dijo:
— ¿En qué estás pensando, cariño?
De todas las veces que me había sentado a fuera con él, nunca me había preguntado eso. Lo miré pero parecía que no podía hablar. Él mezcló dos tonos de naranja juntos, y muy pidió suavemente.
— Háblame.
Suspiré tan alto que hasta yo me sorprendí.
— Entiendo por qué sales aquí, papá.
Él intentó bromear.
— ¿Te importaría explicarle a tu mamá?
— En serio, papá. Ahora entiendo eso de que un entero es más que la suma de sus partes.
Él se detuvo.
— ¿Lo entiendes? ¿Qué pasó? ¡Cuéntame!
Así que le dije sobre lo del árbol de sicomoro. Acerca de la vista, y de los sonidos, y de los colores y el viento y como era que estar tan alto te hacía sentir como si volaras. Se sentía como magia. No me interrumpió ni una vez, y a la mitad de mi confesión, lo volteé a ver y le susurré:
— ¿Subirías conmigo?
Él pensó en eso por un buen tiempo, luego sonrió.
— Ya no funciono mucho para escalar, Sakura, pero trataré, claro. ¿Qué te parece este fin de semana? Cuando tenemos mucha luz del sol para trabajar.
— ¡Genial!
Me fui a la cama tan emocionada que no creí que fuera a dormir más de cinco minutos en toda la noche.
El sábado estaba a la vuelta de la esquina. ¡No podía esperar!
La mañana siguiente corrí a la estación del autobús tempranísimo y subí al árbol. Alcancé a ver el sol saliendo a través de las nubes, lanzando rayos de fuego desde un fin del mundo hasta el otro. Y estaba a la mitad de mi lista mental de todas las cosas que le enseñaría a mi papá cuando escuché un ruido abajo.
Miré hacia el piso, y abajo de mi habían dos camiones estacionados. Grandes camiones. Uno de ellos era un remolque, un tráiler vacío y el otro tenía un recolector — el tipo de recolector que usaban para colocar la luz y los postes del teléfono.
Habían cuatro hombres parados platicando, tomando directo de termos, y casi les grito desde arriba, ―Lo siento, pero no se pueden estacionar aquí... ¡Es la parada del autobús!‖; antes de que pudiera hacerlo, uno de los hombres empezó a sacar sus herramientas. Guantes. Cuerdas. Una cadena. Orejeras. Y después motosierras. Tres motosierras.
Y aun así no lo entendí. Y seguía mirando alrededor tratando de descifrar que era lo que querían cortar. Entonces uno de los chicos que subía al autobús empezó a hablar con ellos, y pronto me estaban señalando. Uno de los hombres me llamó:
— ¡Oye! Más te vale bajar. Tenemos que cortar esta cosa.
Me agarré fuertemente a una rama, porque de la nada sentí como si me fuera a caer. Me las arreglé para no ahogarme.
— ¿El árbol?
— Si, ven abajo.
— ¿Pero quién le ordenó cortarlo?
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Mi primer amor (sasusaku)
Randomhistoria adaptada del libro y pelicula Flipped (mi primer amor) de Wendelin vaan draanen :D es un libro bastante parecido a los personajes o al menos eso encontré yo.